Estas situaciones te hacen comer más de lo necesario

A veces comemos de más cuando ya no tenemos hambre sin saber por qué lo hacemos. Algunos hábitos pueden estar causando esto, pero puedes solucionarlo.

Por Cristina Soria

A veces terminamos de comer y tenemos la molesta sensación de que hemos comido de más. Otras pensamos que hemos comido lo suficiente, pero al poco tiempo volvemos a tener hambre. Puede tratarse de momentos puntuales, pero lo cierto es que hay determinados hábitos que pueden hacernos comer más a pesar de no tener hambre.

Comer muy rápido

Comer demasiado rápido, lejos de saciarnos, nos hace comer más de lo que necesitamos. La razón es que la sensación de hambre la provocan los altos niveles de una hormona llamada grelina. Esta hormona no recupera sus niveles normales hasta que no transcurren entre 30 y 60 minutos después de empezar a comer.

Por eso, cuando comes demasiado rápido no le estás dando tiempo a tu cerebro para que reciba la información de que ya has comido lo suficiente, y seguirás teniendo sensación de hambre. 

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Comer demasiados carbohidratos refinados

Algunas comidas resultan muy saciantes en el momento de ingerirlas, pero al poco tiempo nos producen sensación de hambre de nuevo. Esto es lo que ocurre con la bollería, el pan blanco y la pasta (si no es integral), todos ellos productos que contienen un grado elevado de hidratos de carbono y pocos nutrientes.

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El motivo es que este tipo de carbohidratos refinados provocan una gran subida de glucosa en nuestro organismo, que cae en picado de forma precipitada con la misma rapidez con la que subió, provocándonos de nuevo la sensación de hambre.

Platos demasiado grandes

Según un estudio realizado en la Universidad de Utah, en EE.UU., para resolver el desfase que se produce entre el momento en el que terminamos de comer y el momento en el que recibimos la sensación de saciedad, nuestro cerebro busca pistas en el externas que le ayuden a saber que ya no necesitas comer más. Si ve el plato vacío cree que ha comido más, y eso es más difícil si utilizas platos demasiado grandes y llenos para servirte la comida.

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Tomar demasiadas comidas frías

Si incluyes en tus menús un plato caliente, o al menos templado, llegarán a tu cerebro más señales de saciedad que si tomas solo comidas frías. Puedes empezar la comida con una taza de caldo para evitar comer demasiado, o terminarla con una infusión para que dejes de tener hambre si has comido lo suficiente.

Evitar las grasas (buenas)

No todas las grasas son iguales, y las que proceden de los frutos secos, los vegetales, el pescado azul o el aceite de oliva, son saludables para nuestro organismo y nuestra salud cardiovascular. Además, este tipo de grasas aumentan la sensación de saciedad ya que contienen la hormona encargada de ella, la leptina. Si nuestra dieta es demasiado baja en grasas seguramente tendremos hambre más a menudo, y aumentará el riesgo de que comamos más de la cuenta para poder sentirnos satisfechos.

Comer demasiado tarde

El momento del día que elegimos para comer influye en cómo nuestro organismo metaboliza y aprovecha los alimentos. Según diferentes estudios cronobiológicos la mejor opción es adelantar las comidas, a ser posible la del mediodía antes de las 3 de la tarde, y la cena antes de las 9 de la noche.

Seguramente si no esperamos demasiado para comer tendremos menos hambre que si esperamos demasiado, lo que nos ayudará a no ingerir la comida de manera compulsiva. Además, si dejamos un tiempo prudencial de dos o tres horas entre la cena y la hora de acostarnos, es más fácil que podamos digerir correctamente lo que hayamos comido.

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