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'Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo', dice el refranero popular. No es ninguna novedad que las cenas tienen que ser más ligeras que las comidas. Además de no ser buenas aliadas de nuestro peso, realizar la última ingesta de alimentos tarde y en exceso tiene otras consecuencias, como la dificultad para conciliar el sueño o las complicaciones para que el hígado trabaje y elimine las sustancias tóxicas de nuestro cuerpo. Con las altas temperaturas propias del verano, las ganas de cenar fresco y ligero aumentan. Sin embargo, en muchas ocasiones, la pereza y el ritmo frenético provocan que acabemos picando lo primero que encontramos al abrir la nevera o que, directamente, nos vayamos a la cama sin haber llenado previamente el estómago. Afortunadamente, existen alimentos con un altísimo porcentaje en agua que, además de contribuir a que nuestro organismo esté hidratado y realice sus funciones correctamente, son una brillante opción para llenar nuestros platos de color, sabor y nutrientes. ¡Una alternativa perfecta para cuidarse y sorprender al resto de comensales!
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Pepino
El pepino es uno de los alimentos más consumidos en la época estival por su frescor, aunque su tímido sabor amargo provoca que también cuente con muchos detractores. La realidad es que contiene un 97% de agua, por lo que es considerado como la hortaliza de verano por excelencia. Combina a la perfección con el tomate y es idóneo para incluir en refrescantes ensaladas y gazpachos. Además, tienen gran presencia en cremas frías y salsas ligeras y sabrosas como el tzatziki, un aderezo estrella de las cocinas griega y turca.
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Calabaza
La calabaza es un potente diurético natural que contiene más de un 95% de agua. Además, este 'superalimento' es una fuente extraordinaria de antioxidantes, carotenos, licopenos, vitamina C y fibra. Aunque es habitual comerla en otoño, cuando los días se tornan más grises, el verano también es una época excelente para valerse de sus beneficios. Una ensalada templada de calabaza con ingredientes frescos, una crema fría de calabaza y queso o un gazpacho de calabaza son algunas de las recetas con las que triunfar en tus cenas de verano.
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Espinacas
Las espinacas destacan entre el resto de verduras por su riqueza en vitaminas y minerales. Aportan pocas calorías, tan solo 21 por cada 100 gramos, ya que están compuestas principalmente de agua. También son ricas en hierro, calcio, magnesio y fibra, así como en vitamina A y C y potasio, que favorece la eliminación de líquidos del organismo. Para aprovechar al máximo estos beneficios de las espinacas es mejor consumirlas crudas, en forma de ensalada. Únicamente debemos lavarlas bien antes de comerlas para retirar cualquier resto de suciedad que puedan tener y saber con qué alimentos complementarla para conseguir una cena completa, sabrosa y ligera, cargada de nutrientes. Huevo cocido, atún al natural, aguacate, queso fresco, champiñones… ¡Las posibilidades son infinitas!
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