El susto de la Familia Real de Dinamarca desde el balcón del Hermitage

La princesa Mary y sus cuatro hijos presenciaron un aparatoso accidente

Por hola.com

La tradicional caza Hubertus volvió a citar un año más a la Familia Real de Dinamarca. Los rayos del sol se abrían paso ayer entre las desgarradas nubes del cielo de Dyrehaven (o, en castellano, el llamado Parque de los Ciervos), al norte de Copenhague, para enfocar otro nuevo primer domingo de noviembre a la princesa Mary y sus cuatro hijos, los príncipes Christian, Isabella, Vincent y Josephine, los invitados estelares de esta jornada. 

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Como siempre llegaron en carruaje al palacio de Hermitage, un pabellón de caza construido en el siglo XVIII. Los chicos compartieron asiento con el conductor y de camino al castillo protagonizaron una típica pelea de hermanos que forzó una llamada al orden del cochero, mientras las chicas, muy damas ellas, disfrutaban de la travesía en los asientos de los pasajeros obsequiando saludos por doquier a sus admiradores. Una vez en su destino, desde el balcón de la residencia real, animaron nuevamente a los jinetes de chaquetas rojas que cabalgaban a galope tendido a lomos de sus majestuosos corceles.

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Christian, Isabella y los mellizos de Dinamarca... y sus reales travesuras

Todo transcurría como suele hacerlo. De vez en cuando, la Familia Real danesa salía al mirador desde donde podía seguir la persecución de este año. Pero esta vez la formalidad del príncipe Christian, que ejercía brillantemente como heredero del Heredero en su ausencia (el príncipe Federico no pudo acompañar a su familia en esta ocasión debido a un compromiso con el Comité Olímpico Internacional); el encanto de la princesa Isabella, heredera al igual que la princesa Josephine del estilo de la princesa Mary, que puso la nota campera con un gorro de lana, abrigo verde caza, jersey de cuello vuelto, chaleco plumífero, jeans y botas de ante de caña alta, y la espontaneidad de los más pequeños, los príncipes mellizos Vincent y Josephine, que posaron con soltura junto a su hermana mayor para el móvil de mamá, se vieron repentinamente interrumpidos por la preocupación en sus rostros.

La princesa Mary ocultó sus ojos con ambas manos; el príncipe Christian se quedó petrificado; la princesa Isabella ahogó un grito con una mano, y los mellizos, los príncipes Vincent y Josephine, se quedaron con la boca abierta. Bajo sus ojos, enmarcados por la emblemática fachada este del Hermitage, acababa de producirse un aparatoso accidente.

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Después de que la caza de Hubertus hubiera terminado, los jinetes irrumpieron en la plaza del Palacio. Y fue entonces cuando uno de los caballos llegó a gran velocidad y tumbó a su paso a uno de los guardias. Una testigo del incidente comentó al diario danés BT: “Mary y los niños salieron al balcón y estaban saludando a sus admiradores, pero al ver que lo tiraba al suelo se asustaron y se preocuparon. Obviamente estaban alarmados. Fue todo. Aquí ahora todo está completamente tranquilo”. El hombre golpeado recibió una primera atención de un oficial médico y posteriormente fue llevado al hospital en una ambulancia. Según la mujer, estaba “consciente” cuando salió del lugar. Luego todo prosiguió con el mismo brillo de siempre. O más.

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Esta vez hemos sido testigos privilegiados de lo que acontecía a uno y a otro lado del balcón. La Familia Real danesa ha compartido con sus seguidores en la cuenta oficial de Facebook de la Casa Real especiales momentos de cómo disfrutaron de este día: los príncipes Christian y Vincent, con fusta en mano en el carruaje, las princesas Isabella y Josephine, ante la inmensidad del parque, y la princesa Mary, con una taza de (lo que imaginamos que era) té o café, contemplando desde palacio en compañía de sus hijos el desarrollo de esta cacería anual, que cuenta con un siglo de historia y que incluye pruebas de habilidades, carreras y una cacería en la que las presas son en realidad dos jinetes con un gorro con cola de zorro. La tradicional ocasión desde un nuevo punto de vista.

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