El 'top twelve' de la moda real

'Looks' femeninos, retros, vanguardistas, divertidos, nupciales, premamás... Estos son los doce trajes de la realeza que reinaron en 2015

por hola.com

No están todos los que son merecedores, pero son merecedores todos los que están. Unos por llamativos, otros por sutiles; unos por retros, otros por vanguardistas; unos por divertidos, otros por solemnes, y todos, todos por majestuosos se han coronado en HOLA.com como los reales looks de 2015. Doce conjuntos para dar la bienvenida con estilo a este 2016 que entra. He aquí nuestro top twelve:


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Glamour de vuelta y vuelta
La moda va y viene. Ahora está de vuelta en palacio el estilo lady años 50, que reina en todas las Cortes Reales de Europa. Máxima de Holanda fue la pionera en vestir su agenda oficial con el glamour de tiempos pasados; otros guiños a la década fueron los de Mary de Dinamarca, con abrigo de color camel con falda de vuelo y sombrerito pill-box; de Charlene de Mónaco, con vestido evasé y complementos retro en el Bautizo Real de sus mellizos; de Beatrice Borromeo, con pamela XXL a lo Grace en esa misma cita, y de Victoria de Suecia, con el icónico sombrero kennedy, pero nos quedamos con la versión femenina y coqueta de la época de la Reina: la blusa blanca que nunca falla, abrochada hasta el cuello, y la falda negra de vuelo respingada. El look lady siempre ocupará un lugar en nuestro corazón, si acaso no en nuestro armario. Porque unas veces la moda va, otras veces la moda viene y algunas incluso la moda se queda.

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Cenicienta con paraguas 'de cristal'
Aguas mil, glamour mil. Máxima de Holanda se convirtió en una mañana de lluvias durante la solemne apertura del parlamento en una bella Cenicienta con carroza y paraguas de cristal. Era Máxima a la máxima potencia con un vaporoso vestido rosa nude de Jan Taminiau, uno de sus diseñadores incondicionales y al que también recurrió para el día más importante de su vida oficial. La Reina hizo un guiño al arte de palacio con el estampado de una escena japonesa inspirada en el Salón Japonés del Palacio Huis ten Bosch de La Haya y, aunque renunció a los tradicionales tocados con los que suele acudir a esta ceremonia, volvió a lucirlo todo: no faltó una discreta decoración floral en su cabello, ni los guantes de piel de color vino, ni el bolso de mano, ni los zapatos a tono. Máxima en toda su expresión.

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Descendiendo a los básicos
La escalera de la elegancia lo mismo sube que baja. Las damas reales ascienden mejor que nadie la escalinata del glamour con los atributos de su condición, el vestido largo y la tiara. Pero, cuando la agenda oficial obliga, o cuando deja de obligar, también descienden a los básicos majestuosamente. La Reina la domina de arriba abajo, donde nunca cae, sino que se distingue sutil, natural y, si se quiere, hasta minimalista. Consigue que menos -colores neutros, adornos los estrictamente necesarios y joyas sencillas y discretas- sea más -un look ultrafemenino-, porque no necesita adornos para brillar. Tal vez un punto de color, sólo tal vez. Con nada está perfecta.

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Glamour a todo galope
Carlota Casiraghi tampoco pierde nunca el glamour. Ni lo olvida en las citas de gala en las que se le presupone -Baile de la Rosa, Fiesta Nacional de Mónaco, Baile de la Cruz Roja...-; ni lo abandona en las más informales que dan respiro a la etiqueta, ni siquiera lo deja atrás rezagado cuando monta a caballo y a todo galope. Lo lleva atado de corto siempre y especialmente bien atado a las bridas cuando compite. Porque la más bella del reino -jamás osaría rebatirnos al respecto el espejito del cuento- despliega su encanto al natural más que en ninguna otra ocasión en las ecuestres y con su equipación de marca.

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Vestida para reinar
El vestido clave de Máxima de Holanda de este año bien podría ser esta creación del holandés Jan Taminiau tan conocida de todos. No es un estreno de 2015, pero con él se estrenaba una nueva Máxima, mucho más delgada. Esta imagen de la reina Máxima con el traje rojo bordado de flores, que llevó el pasado mes de junio en la Boda Real de Carlos Felipe y Sofia de Suecia y que lució por primera vez para la coronación de su marido en 2013, obligó a muchos lectores de la revista ¡HOLA! a volver la página adelante y atrás para contemplar una y otra vez su nueva figura. Para admirarla vestida para reinar.

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Sueño de una novia de verano
Su Boda Real eterna fue la envidia de todas. Beatrice Borromeo fue el sueño de una novia de verano y no una vez, ni dos. Muchas. Porque en las Cortes Reales, hay veces que un solo día de celebración (con su traje o sus varios trajes de novia) sencillamente no es suficiente y, entonces, al gran día le preceden y le siguen y le coronan más jornadas de fiesta con sus respectivos vestidos de ensueño, cada cual más espectacular que el anterior. A la creación de Armani de corte helénico nos remitimos por poner sólo un ejemplo de tantos. Beatrice y Pierre tiraron palacio por la ventana para poner final de cuento a su amor e hicieron posible eso de que todos los días fueran días de boda.

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De rompe y rasga​
También las damas reales pueden permitírselo. Mary de Dinamarca, Máxima de Holanda y la Reina han cortado centímetros de tela aquí -unas mangas- y allá –un escote, una espalda, un bajo…- y han ido de rompe y rasga siempre que la agenda oficial requería echar a volar el diseño: en un acto de moda, en una entrega de premios de noche, en una cita de arte... El chaleco rosa oversized de la marca danesa Fonnesbech que la princesa Mary lució en la Copenhague Fashion Week cumplía a la perfección con el cometido. Sus zapatos Rockstud de Valentino también dejaron huella.

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Tras los pasos de la Reina
Doña Letizia no anda de puntillas por la vida. No. Pisa fuerte. Figuradamente, con paso firme en su andadura como Reina de todos los españoles, y literalmente, con plataformas, taconazos y cordones bien anudados y de última tendencia. La soberana ha encontrado la horma de su zapato en causas sociales y viajes oficiales para apretar la marcha hacia su monarquía renovada y en salones, sandalias y peep-toes de alto tacón, a los que algunos bautizaron letizios por la afición que tenía a este calzado, para andar siempre con garbo. De noche o de día, se asoma al mundo desde sus tacones de vértigo y viste sin traspiés de raso, de pitón, de tela, de charol, de cristal, de tiras... Sus pisadas de glamour.

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La reina de la elegancia de 2015
La Duquesa de Cambridge se ha proclamado reina de la elegancia en la votación de la revista ¡HOLA! Ha medido fuerzas con los pesos pesados del glamour real, la reina Letizia, Máxima de Holanda, Rania de Jordania, Carlota Casiraghi y Beatrice Borromeo, y ha sido absolutamente imbatible. Más princesa que nunca se ha mostrado en las citas de gala, pero también ha sacado a relucir su distinción natural, sin adornos ni filigranas, en los compromisos del día a día. El de la imagen es uno de los de mayor relevancia de su agenda oficial en solitario de 2015, en el que salió de la zona de confort. A las habituales visitas a escuelas, hogares y hospitales, añadió otras más espinosas como haber cruzado los barrotes de la cárcel para hablar con mujeres reclusas. La elegancia interior.

A la caza de las tendencias
La Familia Real danesa lo mismo luce sus mejores galas por la alfombra roja que por la alfombra verde salvaje. Y es que el príncipe Henrik ha vuelto a dar caza a las tendencias más vistosas y originales este año en la real cacería de Gribskov. El Príncipe consorte se enfundó el tradicional conjunto verde oliva, pero se lió las pieles a la cabeza para combatir el frío y dar sin duda el toque más espectacular. Eso es estilo mayor.

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Al mal tiempo buen estilo
La edad no importa. Se puede poner al mal tiempo buen estilo por muy nonagenaria que sea una, tal y como hace Isabel de Inglaterra que, a sus casi 90 años, da lecciones a muchas con menos décadas: conjuntando abrigo, vestido y sombrero y, no de cualquier manera, a todo color. Motivo éste más que suficiente para reservarle un forzoso puesto de honor en nuestro ránking a su look de lady in pink, con sonrisa risueña y juvenil paraguas a juego. Porque cuando el día se apaga, la realeza lo enciende.



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Otro año redondo
Será recordado 2015 por tantas alegrías como modelazos. La mayoría de las veces, indisolublemente unidos. Bodas, bautizos, comuniones y cumpleaños reales han desenrollado la alfombra roja, que se ha convertido para la ocasión de turno en una verdadera pasarela de moda. La dulce espera ha dejado también looks inolvidables como este vestido premamá de Victoria de Suecia. La Princesa ha demostrado que la elegancia no tiene por qué estar reñida con un embarazo luciendo estilismos femeninos, siempre acompañados, eso sí, de una mirada de exultante de felicidad. Le pedimos a 2016 que se parezca a 2015. Que traiga buenas nuevas y el glamour de siempre. Otro año redondo igual.