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El impacto de los trastornos neuropsiquiátricos cuando se sufre una enfermedad crónica

Los trastornos neuropsiquiátricos más comunes se pueden dividir en dos tipos: por un lado, los que están asociados a la afectación del sistema nervioso central, derivados de la propia enfermedad (tumor cerebral, sintomas neurológicos de la covid-19, complejo de demencia asociado al VIH...) y, por otro, los que tienen que ver con la salud mental y que se relacionan con trastornos ansioso-depresivos.

Por Raquel Sáez

Las enfermedades crónicas como, por ejemplo, el cáncer, los trastornos cardíacos o la diabetes pueden incrementar la posibilidad de experimentar o desarrollar algún tipo de trastorno neuropsiquiátrico. Y es que tras recibir un diagnóstico de cáncer, después de hacer frente a un infarto o tener que lidiar con el manejo de una enfermedad persistente como el dolor crónico es muy frecuente experimentar sentimientos de tristeza o desánimo. Estos estados mentales, si no se tratan adecuadamente, pueden dar lugar a trastornos ansioso-depresivos, normalmente desencadenados por la incertidumbre o las  preocupaciones asociadas a la situación de salud. Adaptarse a esta nueva realidad puede ser un proceso duro que requiere apoyo y acompañamiento para enfrentarlo y conseguir mayor bienestar psicológico. Sobre todo ello hemos conversado con el Dr. Rodrigo Carmona Camacho, especialista en Psiquiatría del Servicio de la Fundación Jiménez Díaz.

-¿Cómo influye una enfermedad crónica como la diabetes en la salud mental?

¿Cuáles son los trastornos neuropsiquiátricos más comunes asociados con enfermedades crónicas como el cáncer, la COVID-19 o el VIH?

Los trastornos neuropsiquiátricos más comunes podrían dividirse en dos grupos. En un primer lugar tendríamos los asociados a la afectación del Sistema Nervioso Central derivados de la propia enfermedad, como serían, por ejemplo, las alteraciones neurológicas de un tumor cerebral, el complejo de demencia asociado al VIH o los síntomas neurológicos del COVID. En un segundo grupo tendríamos los trastornos en la esfera de lo que habitualmente entendemos como salud mental, como los relacionados con clínica ansioso-depresiva resultado de dificultades en el proceso adaptativo, como por ejemplo trastornos adaptativos, trastornos depresivos, trastornos de ansiedad generalizada, fobias específicas o trastornos de estrés postraumático.

El Dr. Rodrigo Carmona Camacho es especialista del Servicio de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz.

¿Cómo pueden estas enfermedades crónicas afectar la salud mental y el bienestar emocional de los pacientes?

Centrándonos en la salud mental, y dejando a un lado la clínica neurológica de una posible afectación directa del sistema nervioso, fundamentalmente darán lugar a la aparición de un proceso adaptativo que tiene la función de facilitar los cambios necesarios para poder afrontar la nueva situación de salud y las implicaciones de esta en la funcionalidad de la persona. Es esperable, de manera transitoria, estados emocionales depresivos asociados a la toma de conciencia de las pérdidas vitales. Son frecuentes los miedos relacionados con la incertidumbre o las anticipaciones. También puede aparecer irritabilidad, sobre todo inicialmente, ante el sentimiento de injusticia o ante la sobrecarga de las exigencias de las situaciones. Por otro lado, en estos procesos adaptativos se van a movilizar también recursos y fortalezas que podrán facilitar la adquisición de un nuevo equilibrio o bienestar psicológico conviviendo con la enfermedad.

¿Cuáles son los factores psicológicos y neurológicos que pueden contribuir al desarrollo de trastornos neuropsiquiátricos en pacientes con enfermedades crónicas?

Podríamos considerar factores de riesgo, aunque no determinantes, la existencia de antecedentes psiquiátricos previos, la presencia de muchos procesos de enfermedad a nivel personal o familiar, la existencia de situaciones estresantes simultáneas que aumentan el nivel de exigencia de la situación o la ausencia de apoyos sociofamiliares en su entorno.

 ¿Cómo puede la enfermedad crónica y su tratamiento afectar la cognición y la función cerebral de los pacientes?

Como se ha mencionado, la afectación neurológica derivada de la propia enfermedad puede influenciar funciones cognitivas superiores a diversos niveles, como la memoria, la capacidad de abstracción, las funciones ejecutivas o incluso la orientación temporo-espacial entre otras. Por otro lado, la propia reacción de alerta ante un diagnóstico de riesgo vital y el proceso de afrontamiento relacionado con la supervivencia van a generar unas reacciones de intensidad emocional que en ocasiones pueden interferir o dificultar los procesos cognitivos de atención o memoria debido a la hiperactivación a nivel subcortical.

¿Qué estrategias psicológicas y neuropsicológicas se pueden utilizar para ayudar a los pacientes a hacer frente a los trastornos neuropsiquiátricos asociados con enfermedades crónicas?

Pueden ser beneficiosos terapias dirigidas a la mejora de habilidades de regulación emocional o a la adquisición de habilidades de afrontamiento de situaciones ansiógenas características del proceso médico, de manera que aumente la capacidad para recuperar el sentimiento de seguridad y el equilibrio psicológico, por ejemplo, mediante terapias de tercera generación como las de aceptación y compromiso. También terapias dirigidas al apoyo en la resolución de problemas o los procesos de tomas de decisiones, en esta línea por ejemplo estaría el Counselling (su traducción al español sería 'asesoramiento' y es un tipo de técnica cuyo objetivo es resolver problemas personales, emocionales o de relación).

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¿Cuál es el impacto del apoyo social y familiar en la salud mental de los pacientes con enfermedades crónicas y trastornos neuropsiquiátricos?

La esfera social y de soporte familiar es tremendamente relevante en salud mental, y de forma especial en cuadros que inherentemente implican limitaciones en la funcionalidad de la persona. Estas enfermedades muy habitualmente conllevan diversos grados de discapacidad, más aún cuando se trata de condiciones crónicas, por lo que sin temor a equivocarnos podríamos asegurar que es un factor capital en su pronóstico.

¿Cómo puede el manejo integrado de la salud mental y física mejorar los resultados para los pacientes con enfermedades crónicas y trastornos neuropsiquiátricos?

De forma general podríamos afirmar que no se puede aislar la salud mental de la física. Son de sobra conocidos los beneficios que las intervenciones en salud física tienen sobre la salud mental, como por ejemplo lo es la actividad física regular en los cuadros depresivos. Los trastornos neuropsiquiátricos en enfermedades crónicas no son una excepción.

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¿Cuáles son las implicaciones a largo plazo de los trastornos neuropsiquiátricos en pacientes con enfermedades crónicas en términos de calidad de vida y adherencia al tratamiento?

Lo aparición de un trastorno neuropsiquiátrico comórbido va a implicar muy probablemente de forma primaria una mayor sintomatología, sufrimiento y limitaciones, y secundariamente, en muchos casos, mayores dificultades de adherencia a tratamiento, repercutiendo por tanto negativamente en el pronóstico a largo plazo.

¿Qué avances recientes se han producido en la comprensión y el tratamiento de los trastornos neuropsiquiátricos asociados con enfermedades crónicas, y cuáles son las áreas de investigación futuras más prometedoras en este campo?

Se trata de un campo muy amplio que implica múltiples áreas, desde el ahondar en las bases biológicas de la enfermedad, a nuevos tratamientos farmacológicos o psicoterapéuticos, pero probablemente los mayores avances vengan derivados de las posibilidades que las nuevas tecnologías ofrecen. Estos avances dan acceso a intervenciones y evaluaciones telemáticas que permiten, por ejemplo, hospitalizaciones virtuales en las que el paciente puede ser atendido sin tener que abandonar su domicilio, circunstancia esta que cobra mucha relevancia en este tipo de pacientes. Esta área, que también lleva implícita una influencia en el soporte social, debería marcar muchos de nuestros pasos futuros.