"El hecho de poder de ver las miserias de gente ajena a nosotros nos da cierto morbo y lo podemos ver sin que nos perjudique", asegura el psicólogo Jesús Linarea
2/2
Christofer, Álex, Gonzalo, Ismael y Jose
Son varios los estudios que aseguran que, cuando vemos el mal ajeno, nuestro organismo genera dopamina, un neurotransmisor presente en diversas áreas del cerebro que nos provoca bienestar