Solo es posible ser conscientes de la magnificencia de las construcciones al vernos frente a ellas: por muchos documentales, guías y fotografías que se hayan visto, la imaginación jamás podrá llegar tan lejos. Se dice que cada una de las piedras que se usaron para levantarlas pesa dos toneladas y que fueron trasladadas por la fuerza de veinte mil obreros. También que La Gran Esfinge, junto a la que deberemos tomarnos la debida fotografía, simboliza al faraón Kefrén protegiendo el recinto.
De paseo virtual (y con lupa) por los tesoros de Egipto
Habrá que contemplar las pirámides desde todas las perspectivas y grabarlas bien fuerte en la retina. Aún así, no habrá nada comparado a la sensación de adentrarse en sus entrañas. El Gobierno egipcio permite la entrada a solo una de ellas: de vez en cuando va cambiando la escogida para asegurar la correcta conservación de los monumentos históricos. La experiencia es tan fascinante como claustrofóbica.