Cuando el ingenioso hidalgo dijo aquello de «el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho», sabía bien de lo que hablaba. Por ello, nada como salir y caminar por Alcázar de San Juan, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana y El Toboso, las cuatro localidades que forman el País del Quijote (paisdelquijote.es). Entre Ciudad Real y Toledo, esta ruta va desvelando lo más inesperado que guardan estas tierras: vergeles y espacios verdes donde el agua es el común denominador.
DESCUBRIR EL MAR MUERTO MANCHEGO (¡Y HUELLAS DE OVNIS!)
Vista de lejos, la Reserva Natural Laguna de Salicor, en Campo de Criptana (en la imagen), parece un circuito de carreras, pero aquí, en vez de asfalto, es el agua el que dibuja las curvas y crea pequeñas islas. Además de su peculiar fisonomía, otra curiosidad es su similitud con el Mar Muerto, pues se dice que el contenido en sal de estas aguas es similar al de él y diez veces superior al Mediterráneo. Con el añadido de que la riqueza de una vegetación singular, como la salicornia, les confiere un color peculiar. Grullas, avutardas, aguiluchos carniceros, sisones y gangas, dominadas por el halcón peregrino han hecho de este espacio protegido su hábitat, convirtiéndola en el lugar ideal para los amantes del turismo ornitológico.
A la laguna se puede acceder en coche, pero más recomendable es a pie o en bici por una ruta de 10 kilómetros que parte desde Campo de Criptana. Otro itinerario muy interesante es la llamanda senda de los Cantareros, que discurre entre campos de viñedos y en la que se pueden encontrar algunas losas con marcas esgrafiadas, consideradas petroglifos prehistóricos. Hay quien dice que más bien son restos de ovnis.
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