"Había cinco tiaras dispuestas y la abuela le indicó a Meg que se las probara delante del espejo de cuerpo entero. Yo me quede atrás, mirando. Una era toda de esmeraldas. Otra de aguamarinas. Cada nueva tiara era más soberbia y deslumbrante que la anterior […] Sin embargo, de las cinco, una destacaba sobre las demás. Todo el mundo estuvo de acuerdo", cuenta el príncipe Harry sobre algo que sucedió en febrero de 2018, tres meses antes de la boda.