Diana de Gales eligió su propio anillo de compromiso. La pieza de Garrard, con orla de diamantes y zafiro central de Ceilán de 12 quilates, acabaría convirtiéndose en el anillo de pedida más famoso de la historia, dando lugar a incontables imitaciones tan pronto como el mundo cayó rendido a los pies de la joven aspirante a princesa