Es una de las ciudades más asombrosas de Asia. Moderna, estable, próspera, pulcra…, además de un lugar con una fuerte apuesta por la diversidad y la convivencia pacífica y cordial entre culturas. Quienes la visitan no dejan de sorprenderse a cada paso, primero por sus contrastes, y luego por su gastronomía, que ha logrado hacerse un hueco entre las mejores, compitiendo con gigantes foodies como Japón, China o India.
CADA BARRIO ES UN MUNDO
Del mestizaje combinado con el amor local por la limpieza y el orden nacen tres de sus más emblemáticos barrios. Little India tiene lo mejor de la cultura india sin el caos habitual de ese país; si se visita entre octubre y noviembre se puede asistir a las famosas fiestas hindúes de Diwali, el festival de la luz.
El Arab Quarter es muy conocido por sus tiendas de perfumes y tejidos bordados, así como por la gran Mezquita del Sultán (en la imagen), con su espléndida cúpula dorada.
El fascinante Barrio Chino presume de ser el más limpio del mundo (aunque es igual de bullicioso que el resto), donde no hay que perderse en él el Buddha Tooth Relic Temple & Museum, un bellísimo edificio donde se guarda como reliquia un diente de Buda. En los tres hay que visitar los mercados y restaurantes para sumergirse a fondo en sus culturas y disfrutar de su gastronomía.
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