Siete señales de que tu hijo está malcriado

Popularmente un niño malcriado es aquel que se comporta mal o que exhibe un carácter difícil casi todo el tiempo. Es decir, no hablamos de rabietas puntuales ni de un desbordamiento ocasional de sus emociones, sino de una serie de conductas disfuncionales que son la norma.

Pero ¿el niño malcriado nace o se hace? "La capacidad de ser malcriado no se hereda, sino que es fruto de un aprendizaje. Por tanto, hay que centrar el foco de atención en los modelos y referentes del niño; es decir, en los responsables de su educación y crianza", explica Mayte Moreno, psicóloga y directora de Mentalis-Psicología (www.mentalis-psicologia.com).

El niño se porta como un malcriado por tres motivos, según la experta: al reforzar sus conductas inadecuadas, por ser impacientes y no esperar el tiempo que necesita en su ritmo de aprendizaje y por actuar de modo incoherente con él.

Para la directora de Mentalis-Psicología, estas son siete señales básicas que, en el caso de que se presenten de manera persistente a lo largo del tiempo, pueden alertar de que el niño está malcriado.

1. Desobediencia constante

Hay niños que no obedecen ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera, sino que hacen de la desobediencia una forma de comportarse. Si lo más habitual ante una petición es hacer lo contrario a lo que se solicita, puede ser una señal de que el niño está malcriado.

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2. No asumir las responsabilidades impuestas

Por responsabilidades entendemos "si sabe que cada día después de jugar tiene que recoger sus juguetes y no lo hace; o ayudar a recoger la mesa tras las comidas, y no lo hace", indica Mayte Moreno.

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3. Explosiones de ira o agresividad

Especialmente cuando no consigue lo que quiere justo en ese momento. Esas explosiones pueden traducirse en tirar cosas al suelo, gritar, dar patadas, pegar... Hay muchas formas con las que el niño puede intentar llamar la atención por cualquier vía.

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4. Egoísmo y falta de empatía

El niño malcriado se muestra egoísta con sus cosas, no le gusta compartirlas y eso también se traduce en una falta de empatía hacia las necesidades de los que lo rodean. No tiene en cuenta lo que puedan precisar otros y siempre se pone en primer lugar.

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5. Se comporta como un dictador

En este caso, el niño va ordenado cosas a los demás de forma tiránica. Pueden ser situaciones en relación a la comida, el vestido, caprichos o cualquier otra circunstancia. Lo que define esta actitud es la exigencia al pedir las cosas.

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6. Insatisfacción permanente

Los niños malcriados suelen mostrar una insatisfacción continua. No hay nada que les agrade completamente, siempre quieren más y más, y es muy difícil complacerlos. De hecho, aunque parece que los niños malcriados se salen siempre con la suya, la realidad es que desarrollan una insatisfacción permanente. "Todo ello puede derivar en un adulto con posibilidad de tener muchos problemas con el manejo de la frustración y las adversidades, entre otros", apunta la especialista.

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7. Mala educación

El niño malcriado tiene faltas de educación tanto en sus comentarios como en sus conductas. No se ciñe a las normas de cortesía sino que muestra su peor cara en cuanto a formalismos.

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¿Cómo corregir la conducta de un niño malcriado?

Hay varias pautas para reeducar al niño con el objeto de que deje de comportarse como un malcriado. Para Mayte Moreno, "el secreto está en una buena comunicación, la coherencia, la paciencia y predicar con el ejemplo".

La psicóloga recomienda algunos consejos para logralo como no etiquetar al niño ("si hace algo mal, no hay que decirle 'eres malo' sino 'esto que has hecho está mal"). Además, advierte de que es importante explicar a los niños el motivo de las cosas que les pedimos que hagan o que dejen de hacer".

Igualmente, a su juicio es importante dejar que reparen sus propios errores para que asuman su responsabilidad, no sobreprotegerlos, no prestarles atención si hacen algo mal ("para lograr extinguir la conducta"), pero sí reforzar el buen comportamiento y escucharlos de manera activa

Además, es aconsejable dirigirnos siempre a los niños con un lenguaje constructivo y positivo y ayudarlo a generar otros modelos de conducta, a través de cuentos, mediante la imaginación y basándose en el ejemplo.

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