Manzanas, naranjas, peras… cuando pensamos en este tipo de alimentos solemos englobarlos sin dudarlo dentro del grupo de las frutas. Sin embargo, si hablamos, por ejemplo, de un tomate o un calabacín es fácil que nuestra cabeza 'viaje' al mundo de las verduras... de manera equivocada. Y es que, en realidad, desde un punto de vista puramente botánico, todos estos alimentos se engloban dentro del grupo de los frutos, esto es, "los organos vegetales que suceden a la flor de la planta después de su fertilización". Lo que ocurre es que, muchas veces, el uso culinario que damos a muchos de esos frutos está más próximo al terreno de las verduras, de ahí la confusión.
El ser humano lleva siglos utilizando las partes comestibles de infinidad de plantas para su consumo. Ya sean hojas (caso de espinacas, acelgas, endivias…); tallos (espárragos, puerros, apio…); inflorescencia (alcachofas, brócoli…); bulbo (cebollas, ajos…); raíz (zanahorias, rábanos…) y, por supuesto, los frutos. Aquí debajo os mostramos algunos ejemplos comunes de alimentos que, aunque en nuestro imaginario no estén asociados al mundo de las frutas, en realidad, técnicamente, sí que lo son:
TOMATES
Tal y como os contábamos en este artículo sobre las curiosidades más comunes del tomate, fue una anécdota ocurrida en el siglo XIX en EEUU la que, al parecer, ayudó a que hoy día asociemos este alimento de origen azteca al mundo de la verdura y no tanto al de la fruta. A finales de ese siglo, la Corte Suprema del país norteamericano aprobó una ley que establecía una tasa para todas aquellas verduras que fueran importadas. Las compañías que importaban tomates alegaron que el tomate era una fruta y que, además, la ciencia así lo refrendaba. Sin embargo, el gobierno estadounidense dictamonió que su uso era más frecuente en cocina como verdura que como fruta, y que las tasas debían ser pagadas. Sea como fuere, y lo etiquetemos como lo etiquetemos, de lo que no cabe duda es de la popularidad de un alimento absolutamente cotidiano y e imprescinble en la cesta de la compra de millones de familias en todo el planeta.
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PIMIENTOS
Rojos, amarillos, verdes, más o menos picantes, más o menos grandes… sean como sean y de la variedad que sean, todos los pimientos se enmarcan también dentro del grupo de los frutos. Originario (al igual que el tomate) de América, este alimento nos ofrece una inmensa versatilidad en cocina –asados, rellenos, a la plancha…- y, a nivel nutricional resulta igualmente interesante: a sus propiedades más conocidas en este terreno se suma una curiosidad que no todo el mundo conoce, y es el elevadísimo aporte de Vitamina C que el pimiento aporta, más incluso que otros alimentos célebres por ser 'inyección' de dicha vitamina, como pueden ser las naranjas.
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BERENJENAS
Hablamos ahora una ‘prima cercana’ tanto del tomate como del pimiento: la berenjena. Y es que todos ellos pertenecen a la familia de las plantas denominadas solanáceas (al igual, por cierto, que la patata, aunque ésta no sea fruto sino un tubérculo). Su alto contenido en agua y bajo aporte calórico hacen de la berenjena un alimento perfecto para su inclusión en dietas de adelgazamiento según cómo las cocinemos. Simplemente a la plancha, con un poquito de aceite, sal y un golpe de pimienta negra, resultan deliciosas. No obstante, el juego que nos dan en cocina es prácticamente infinito.
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AGUACATES
En tostadas de desayuno, en ensaladas, en aperitivos como el rico guacamole, en smoothies, en recetas de repostería… el aguacate funciona igual de bien tanto en el terreno dulce como en el salado: solo hay que darse una vuelta por las redes sociales para comprobar la versatilidad de este fruto, popular como pocos en los últimos años. Tal es la ‘aguacatepasión’ que hoy día existen incluso restaurantes monotemáticos, con el aguacate como ingrediente estrella de la carta.
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CALABAZAS
También la calabaza es técnicamente una fruta, y también -como el aguacate- funciona muy bien tanto en el mundo salado como en el dulce. Y es que con ella, lo mismo podemos preparar, por ejemplo, una deliciosa crema o una guarnición espectacular que una tarta de esas a las que ningún goloso se puede resistir (sin olvidar, claro, el juego que nos da con la llegada de Halloween, no solo como elemento decorativo sino también culinario, para la preparación de recetas infantibles). Una delicia que, además, ahora está de plena temporada.
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CALABACINES
Al igual que la calabaza y que el pepino –del que hablaremos más abajo-, el calabacín pertenece a la familia de plantas llamadas curcubitáceas. Otro ejemplo claro de alimento que, aunque solemos cocinar como si fuera verdura, es en realidad un fruto si atendemos a lo estrictamente botánico. Las posibilidades culinarias son también prácticamente infinitas. Hace unos días, sin ir más lejos, os mostrábamos unas cuantas ideas para disfrutar del calabacín en formato de snack. Asimimo, resultan deliciosos rellenos, en cremas y purés, en forma de zoodles, como guarnición para platos de carne o pescado… Sin duda, un imprescindible de nuestro carrito de la compra.
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PEPINOS
Quizá sea el gazpacho sea la receta que antes acuda a nuestra cabeza cuando pensamos en las posibilidades gastro del pepino. Por supuesto, este fruto (más asociado al verano, por su gran poder refrescante) funciona también muy bien en ensaladas, aperitivos… Además, es uno de los alimentos menos calóricos de cuantos podemos encontrarnos en el mercado (tan solo 12 calorías por cada 100 gramos de producto).
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JUDÍAS VERDES
Las judías verdes son el fruto de una planta perteneciente a la familia de las llamadas fabáceas. Mientras que en el caso de garbanzos, lentejas, cacahuetes… la vaina externa se deshecha, en el caso de las judías, su vaina sí que es comestible, y solemos darle un uso culinario más próximo a las verduras que a las frutas: judías verdes rehogadas, en ensalada, en forma de crema, como ingrediente de guarniciones para platos de carne o pescado, etc.
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