El impacto de la vivienda en todos sus ciclos de vida
¿La neuroarquitectura reclama el empleo de materiales naturales, para nuestro confort y salud? La respuesta es que “esta ciencia mira cuál es la respuesta cognitiva del cerebro, y por lo tanto no necesariamente evalúa el impacto de productos químicos. De hecho, una de las investigaciones de neurociencias concluye que la visualización de ‘verde’ es la misma si se trata de plantas naturales, artificiales o incluso imágenes de vegetación: desde el punto de vista perceptivo parece lo mismo, pero evidentemente desde el punto de vista de la salud y la sostenibilidad, no lo es”, aclara la experta.
Así, la neuroarquitectura mide la respuesta cognitiva, pero, por ejemplo, desconoce y no tiene datos acerca de la repercusión química de ese elemento en nuestro cuerpo, por lo tanto, su visión es parcial. Dado que la neuroarquitectura no evalúa la presencia de contaminantes químicos, físicos o biológico, Sonia defiende que se debe integrar dentro de un contexto más amplio, para no dar visiones sesgadas.
Evidentemente, los materiales naturales tienen respuesta cognitiva (textura, olor, sensación dérmica y acústica…) pero también tienen mejores propiedades higrotérmicas: conductividad térmica, higroscopicidad… aportando positivamente a la eficiencia energética, descarbonización y sostenibilidad del edificio. En la imagen, el pasillo de una casa construida en madera por Arquima.
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