Cuando viajamos por el continente europeo demasiadas veces nos sentimos atraídos por el arte y los atractivos de las grandes ciudades pasando por alto otras localidades más pequeñas. Y no sabemos lo que nos perdemos, recorremos con la vista algunas de ellas. A orillas del Mediterráneo, en las cumbres alpinas, amuralladas o convertidas en decorados de cine, cada una tiene su particular encanto. ¿Con cuál te quedas?
KINSALE, IRLANDA (5200 habitantes)
Sus casas con fachadas pintadas de vivísimos colores son la imagen más conocida de esta pequeña ciudad a unos 30 kilómetros de Cork, en la desembocadura del río Bandon. No es el único de sus encantos, a ellos se suman el histórico castillo de Desmond Castle, el espectacular fuerte Charles, sus tiendas de artesanía, sus campos de golf y sus restaurantes en los que se degustan mariscos y pescados típicos de la zona. Kinsale también es punto de partida de la Wild Atlantic Way, la ruta que recorre a lo largo de 2500 kilómetros la costa oeste de Irlanda.
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