Esta villa elegida por votación de los franceses por su belleza arquitectónica y su ubicación en el área más agreste y salvaje del valle del Loira, invita a probar sus excelentes vinos y su sabroso queso de cabra de Chavignol, dos auténticas delicias gastronómicas para combinar con recorridos sencillos en bicicleta y barco. Todo un destino original a dos horas en coche de París.