Lo mejor de dos mundos, la arquitectura romana y la gastronomía extremeña, se disfruta en estas barras y terrazas de Mérida. Saborear unas migas extremeñas, un queso de La Serena o una morcilla de Guadalupe contemplando el Templo de Diana o el acueducto de Los Milagros no tiene precio. Bueno, sí que lo tiene. Pero es muy barato.