Para detenernos, un montón de palacetes: la esbelta Casa de la Torre, conocida como Casa Amarilla, de 1912; El Marciel o el Chalet de Solís, junto a la iglesia, con cubierta de influencia francesa y alicatada en un brillante azulejo rosa; Villa Radis, con espléndidas vistas, o La Casona, de grandes dimensiones, con capilla-panteón modernista, una galería rodeándola y en su fachada principal, orientada al mar, una imponente escalinata. Pero hay muchas más: la Casa de Doña Basilisa, La Marroquina, La Capilla…