El camino, bien acondicionado, permite subir y bajar por la orilla del río, asomándose a los saltos, alguno de más de 10 metros de altura, y zambullirse en las piscinas naturales que brotan del laberinto de galerías subterráneas. Hay hasta siete zonas donde poder darse un baño, entre ellas el toll Blau, el de la Presa o el de la Caldera, la cascada principal. El agua está a 18 grados (tanto en invierno como en verano), que más que de montaña, parece de playa.
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A la hora de comer, en las inmediaciones hay varios restaurantes para degustar ricas paellas o una zona de pícnic para los que prefieren llevarse comida. La zona está perfectamente equipada para un día tranquilo con numerosos servicios como aparcamientos (gratuitos y de pago), aseos, zona de primeros auxilios...