Tolox, un pueblo sorprendente en pleno corazón de Málaga

Se halla anclado en pleno Parque Nacional Sierra de las Nieves, aferrado a un pasado que rememora la época en la que los árabes lo moldearon tal y como se muestra hoy. Así deja patente su arraigo a la historia, que combina a la perfección con su cálido abrazo a los nuevos tiempos: los que se reflejan en el festival de arte urbano que celebra cada año en sus calles. Un destino único que vive entre pasado y presente.

Por Cristina Fernández

Fueron los árabes, allá por el siglo VIII, los que fundaron la fortaleza de Tolox dándole forma como mejor sabían hacerlo: recoleto, laberíntico y blanco, así continúa mostrándose un puñado de cientos de años después. Su caserío de postal, bordeado por los ríos de los Horcajos y de los Caballos, es habitado por apenas 2 mil personas e invita a ser descubierto sin rumbo definido, andando y desandando sus enrevesadas callejuelas para dejarse sorprender, a cada paso, por esa esencia morisca que aún mantiene.

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Empezar a indagar en su historia es sencillo: nada como olvidarse del coche y adentrarse, plantando cara a las cuestas que gobiernan su casco histórico y alrededores, en su Plaza Alta. Allí se concentra gran parte de la vida cotidiana de sus locales, que no dudan en reunirse, ya sea en corrillos en torno a sus bancos para ponerse al día de lo acontecido en la jornada, o para jugar a la petanca para entretenimiento del resto de vecinos. Los niños, aquí, siguen regalando risas y juegos infantiles como antaño: da gusto impregnarse de ese ambiente de pueblo serrano tan olvidado en otros lugares.

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En torno a la plaza se alza un buen grupo de casas de aspecto señorial con balcones enrejados de sus fachadas. Una de ellas fue precisamente la que albergó a la Santa Inquisición a finales del siglo XVII. Otra de las más emblemáticas, la del hidalgo Fernández de Villamor, es algo más temprana: del siglo XVI.

Dejando atrás este rincón de estilo castellano, levantado por los cristianos cuando lograron expulsar a los moriscos de Tolox, se alcanza uno de los emblemas patrimoniales del pueblo: la iglesia de San Miguel Arcángel, alzada sobre lo que un día fue una mezquita. Cuenta con tres naves, lienzos del siglo XVIII atribuidos a Diego de la Cerda, y un artesonado mudéjar que es su gran tesoro. Justo al lado, en lo que siempre fue la casa del cura, se ultiman ya las obras de lo que será muy pronto la nueva sede del Museo de Artes y Tradiciones de la localidad. También la oficina de turismo.

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EN BUSCA DE RETAZOS DE HISTORIA

Y volvamos al pasado para entender el presente: solo así se comprenderá la idiosincrasia de esta peculiar localidad. Para ello, hay que saber algo: en Tolox primero se levantó la fortaleza, y posteriormente, la villa a sus pies. Hoy, tal vez no sea del todo sencillo recrear sus escenarios, pues el tiempo y la historia han ido retocando su apariencia, pero solo hace falta tirar un poco de imaginación para reconstruirla mentalmente.

Porque resulta que, expulsados los moriscos, se decidió que Tolox era uno de los lugares que menos peligro corría y que las murallas que defendían la fortaleza no eran ya necesarias. Estas colindaban con la iglesia, donde un torreón haría las veces de puerta de entrada principal al castillo. Un rincón que hoy, y a pesar del tiempo, los locales siguen conociendo como «el portal». Sin embargo, y aunque la mayor parte de aquellas murallas se echaron abajo, otras quedaron integradas en las casas que continuaron construyéndose en los alrededores. Solo algunas permanecieron a la vista.

Nos adentramos en el casco histórico y la magia sucede: las callejuelas blancas, impolutas, continúan encalándose como antaño. Las fachadas se colman de macetas y jardineras de colores que rebosan de flores, no importa de qué estación se trate: los vecinos y el ayuntamiento se afanan en mantener el pueblo hermoso, para su deleite y el de sus visitantes. A cada vuelta, a cada esquina, una nueva estampa repleta de encanto invita a parar, a fotografiarla, a contemplarla con paciencia para retenerla en la memoria. Un paseo que puede extenderse casi tanto como apetezca: a Tolox le sobran motivos para dedicarle todo el tiempo del mundo sin mirar el reloj.

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DE REPENTE, EL ARTE

Exacto: y de repente, el estallido de ingenio artístico más variopinto y original que se pueda imaginar. ¿El responsable? ArtTolox, un certamen que va por su sexta celebración y que reúne durante un fin de semana al año a artistas llegados desde todos los rincones para que aporten su genialidad a las calles del pueblo a través de sus obras. Obras que se acumulan de un año a otro, y que están convirtiendo la localidad, como ya lo lleva haciendo algunas décadas en el Valle del Genal, Genalguacil, en un auténtico museo al aire libre. Este año ArtTolox se celeba el 16, 17 y 18 de septiembre.

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Mosaicos, murales, esculturas… da igual donde se mire, en cada rincón Tolox regala una postal que llevarse a casa. Un mapa accesible en la oficina de turismo indica la ruta a seguir para no perderse ni una de ellas, entre las que se encuentran el mural de Niña bebiendo agua de Juan Galán, la escultura de El Pasmao, de Tato Zambrano, o Familia Feliz, de Pachi Gallardo. En la calle Rinconada del Castillo, un mosaico colaborativo, realizado por los propios vecinos del pueblo, sorprende oculto en unas escaleras, mientras que en la Plaza Alta, desde el pasado 2021, una escultura de una cabra en madera celebra la declaración de la Sierra de las Nieves como Parque Nacional.

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Y MÁS ALLÁ ¿QUÉ?

Se camine por donde se camine en Tolox, hay siempre un elemento que permanece vigilante desde la lejanía. Se trata del pico del Torrecilla, que con sus 1.919 metros de altura es el más alto de Málaga occidental. Un claro guiño al universo de actividades en plena naturaleza que ofrece este destino y su entorno, en pleno corazón del Parque Nacional Sierra de las Nieves. ¿Por ejemplo? Rutas en 4x4, descenso de cañones o barranquismo. También escalada, espeleología o rutas a caballo, sin olvidar la bicicleta de montaña.

Para los que apuestan por una vida sana, aunque algo más comedida, un sinfín se senderos da la oportunidad de recorrer el inmenso y espectacular paisaje a pie. La ruta que lleva hasta el Charco de la Virgen, un charo con un espectacular salto de agua, es de las más sencillas y accesibles, pues se alarga tan solo durante 2,4 kilómetros. Sin embargo, entre los más populares se encuentra el que lleva hasta la ermita de la Virgen de las Nieves, que transita junto al río de los Horcajos, entre huertos, bancales y antiguos molinos hidráulicos. Casi 4 kilómetros de pura esencia serrana.

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UN BALNEARIO ÚNICO EN EUROPA

Corría el año 1867 cuando el farmacéutico del pueblo decidió analizar las aguas que, desde mucho tiempo atrás, venían disfrutando los vecinos de Tolox, y corroboró lo que todos sospechaban: que poseían multitud propiedades curativas. Fue entonces cuando se levantó el Balneario de Tolox (balneariodetolox.com), que desde entonces constituye toda una institución no solo en el pueblo, sino en toda la provincia. Aunque sus comienzos no fueron del todo fáciles: el hecho de que a mediados del siglo XIX las conexiones entre otros núcleos malagueños y la localidad no fueran de calidad, hacía que quien quisiera visitarlos no tuviera más remedio que llegar en diligencia hasta Coín, y desde allí subir a lomos de una mula para alcanzar su destino. Poco a poco, sin embargo, la fama logró atraer a más y más personas en busca de una solución para sus dolencias. Cuando una riada arrasó con las instalaciones a comienzos del siglo XX, hubo que ponerlo de nuevo en pie, y ahí continúa en la actualidad.

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Hoy el balneario cuenta con unas instalaciones mucho más avanzadas, y lo conforman un total de 36 coquetas habitaciones repartidas en dos edificios y rodeadas de frondosos jardines y senderos. Sus aguas siguen siendo el principal reclamo: al contrario de lo que ocurre con otros manantiales, no son aptas para consumo, pero los gases que emanan sí que se aprovechan para tratar, principalmente, afecciones cutáneas de origen inflamatorio y alérgico, reumatismos articulares crónicos y, sobre todo, procesos respiratorios inflamatorios. De hecho, es el único balneario en toda Europa exclusivo en este tipo de tratamientos. Apto para todas las edades, es un enclave único y repleto de encanto en el que hospedarse durante una visita a Tolox.

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¿Y PARA COMER?

Pues para descubrir y catar la gastronomía local, dos imperdibles: el restaurante La Lola, en cuya excepcional terraza alcanzar la máxima felicidad degustando modernos platos elaborados a partir de producto local, o La Alberca, con una oferta más tradicional en la cual la carrillada de cordero y cerdo es apuesta segura.