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Diez experiencias que ni te imaginabas hacer en las comarcas de Teruel

Desde un tratamiento con aguas termales en Ariño a apuntarte al trufiturismo en Mora de Rubielos, asistir al espectáculo de las grullas en la laguna de Gallocanta o viajar en un tren minero. Ideas para tus próximas escapadas en esta provincia con mucho por descubrir.

by hola.com

SALUD TERMAL EN ARIÑO 
Dos kilómetros aguas abajo del pueblo de Ariño, en un estrechamiento del río Martín manan a 22º las fuentes naturales de Los Baños, al atravesar la sierra de Arcos y en pleno corazón del Parque Cultural del río Martín. A las propiedades medicinales de las aguas de este río aragonés suma un entorno de impresionante belleza, rodeado de un denso bosque de pinos carrascos, sabinas, enebros y romeros, además de vegetación de ribera con cañones, barrancos y espolones rocosos que el río ha modelado a su paso. Para disfrutar de los beneficios de sus aguas, nada como una estancia en el hotel-balneario de Ariño (balneariodearino.com), recomendables para una amplia gama de patologías.

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NOS VAMOS DE TRUFITURISMO
La comarca de Gúdar-Javalambre produce más trufa negra que ningún otro lugar del mundo, así que para disfrutar de este manjar de mil y una maneras nada como apuntarse al trufiturismo en uno de los pueblos de referencia: Mora de Rubielos. El hotel La Trufa Negra (latrufanegra.com) propone numerosas actividades en torno a este delicado manjar, desde spa con tratamientos de trufaterapia, a cocina temática especializado en su restaurante o salidas al campo para buscar este manjar con la ayuda de un experto y su perro.

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BIRDWATCHING EN LA LAGUNA DE GALLOCANTA 
A partir de mediados de octubre las grullas viajan desde el norte de Europa hasta lugares más cálidos para realizar la invernada. Uno de sus destinos es la laguna de Gallocanta, donde se llegan a juntar hasta 10.000 ejemplares. El mejor mirador para observarlas es la ermita románica de la Virgen del Buen Acuerdo, donde, mejor al amanecer, se puede contemplar el lagunazo de Gallocanta, el lagunazo Grande, con sus dos islotes, y el carrizal de agua dulce que se conoce como Los Ojos. En la carretera que une las localidades de Tornos y Bello se encuentra el Centro de Interpretación, que ofrece información sobre excursiones, observatorios y datos prácticos sobre la visita a la laguna.

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ASISTIR AL ESPECTÁCULO DEL PITARQUE 
El Pitarque es un afluente del Guadalope que nace a lo grande, formando cascadas y pozas cristalinas en un cañón del árido Maestrazgo turolense. Parara llegar hasta él hay que seguir a pie por un sendero lineal señalizado de unos 4,5 kilómetros y unas tres horas de duración (incluida la vuelta) que conduce desde el pueblo de Pitarque hasta los ojos donde aflora el río del mismo nombre, en el fondo de un abrupto calón de roca caliza. La ruta puede complementarse con otra en coche por desfiladeros y bellos pueblos como Cantavieja, La Iglesuela del Cid y Mirambel.

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EN BUSCA DE DINOSAURIOS (TERUEL)
La provincia de Teruel es tierra de dinosaurios por los cuatro costados. Yacimientos, museos, parques temáticos infantiles… forman el denominado Territorio Dinópolis, un recorrido lleno de sorpresas por el mundo perdido de los dinosaurios. En el centro de todo este universo, Dinópolis (dinopolis.com) es una visita imprescindible, el parque paleontológico de dinosaurios más grande de Europa, que ofrece una visita para toda la familia con reproducciones en tamaño real, cine en 3D o la reconstrucción de los espacios donde habitaban los dinosaurios.

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DESCUBRIR LOS PUERTOS DE BECEITE
En el Bajo Aragón, la comarca del Matarraña es un territorio mágico donde los retorcidos y añejos olivares conviven con las escarpadas montañas de los puertos y con el sabor de pueblos como Beceite, Valderrobres, Calaceite, Ráfales o La Fresneda, todos conjunto histórico artístico. En este entorno, hay una ruta para no perderse, la que discurre por los estrechos del Parrizal, un paseo hacia el nacimiento del río Matarraña donde el curso del agua reta a la montaña en forma de paredes verticales de más de cien metros de altura.

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TREPAR POR UN PUEBLO DE COLOR ROJO 
No tiene grandes palacios, pero por las empinadas calles de este pueblo de Teruel encaramadas a un peñón y rodeadas por el río Guadalaviar corren tantas leyendas como almenas tienen sus murallas. O casi. Albarracín es un pueblo precioso de color rojizo con un casco antiguo impecable y cuyo acceso se hace por la plaza Mayor. Desde ella da un poco igual qué camino tomar, porque todos resultan placenteros. En el camino van saliendo al paso la catedral, el Palacio Episcopal, el convento de San Esteban, las iglesias de Santiago y Santa María, además de algunas casas singulares, como la de la Julianeta, la del Chorro y la de la calle Azagra. A una docena de kilómetros del pueblo se descubren los Pinaress de Rodeno, un roquedal de arenisca roja desfigurado por miles de grietas, cárcavas, hoces y barrancos y tapizado de pinos resineros o rodenos que alberga excepcionales muestras de arte rupestre levantino.

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EXPERIENCIA MINERAS
Bajar a una mina de carbón, viajar en un tren tirado por una locomotora de vapor centenaria y asomarse a una cueva salpicada de pinturas prehistóricas son tres experiencias inolvidables que difícilmente pueden vivirse en un solo día, salvo en las tierras que atraviesa el río Martín, en el agreste, solitario y desconocido norte de Teruel. La primera se realiza en el Museo Minero de Escucha (museomineroescucha.es), la segunda en el Parque Temático de la Minería de Utrillas (minasdeutrillas.com) y la tercera se descubre en la ruta que discurre entre los pueblos de Obón y Alcaine, donde se encuentran los conjuntos rupestres de la Coquinera y la Cañada de Marco.

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ASALTO AL CASTILLO DE ALCAÑIZ 
Está en lo alto del cerro de Puy Pinós y desde él se domina todo Alcañiz, así que no hay mejor lugar para ver todo lo que reposa a sus pies que asaltar el castillo de los calatravos, que además resume la larga y fructífera historia de esta villa como cabecera del Bajo Aragón. Tras ascender por un pronunciado camino de ronda y pasar por su arco de entrada, que sigue el esquema de las fortificaciones islámicas, se accede a un robusto edificio con dos partes diferenciadas: la parte medieval del conjunto (que corresponde a la torre del homenaje, la iglesia con valiosas pinturas murales góticas y el claustro) y la más reciente, el Palacio barroco de los Comendadores, habilitado como parador.

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JUGAR A ROMANOS EN EL BAJO MARTÍN
En un amplio valle junto al río Martín, cerca de la confluencia con el Ebro y en el municipio de Urrea de Gaén, la villa romana de la Loma del Regadío (museo.deteruel.es) es todo un descubrimiento donde rememorar la historia de los romanos asentados en este lugar entre el siglo II y IV d.C.. En torno a un patio central porticado (peristilo) se asientan sus diferentes dependencias: la zona residencial, donde se pueden ver destacados mosaicos con motivos geométricos, y la dedicada a las dependencias agrícolas: almacenes, graneros, aljibes, hornos de fundición…

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