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Playas para urbanitas, los que no pueden (o no quieren) alejarse de la ciudad

Más allá de ver sus monumentos, conocer las últimas exposiciones o perderte por sus tiendas, lo mejor que tienen en verano ciudades como A Coruña, Gijón, Málaga o Alicante es que en verano se puede combinar todo ello con un chapuzón en la playa y además no hace falta coche para plantar la toalla en la arena en un suspiro. Es época de disfrutar del mar donde sea, ¿o no?

by hola.com

RIAZOR Y ORZÁN (A Coruña)
A Coruña es una ciudad volcada a mar, con un extenso arenal urbano abrazado por un paseo marítimo de 13 kilómetros. La de Riazor es su playa más grande, la más frecuentada y la más célebre. Al otro lado del rompeolas que las divide se extiende la de Orzán. Ya sea a pie, pedaleando por el carril bici o en tranvía se disfruta de la bahía que dibuja mientras en el camino van saliendo al paso farolas de inspiración modernista, la imponente mole del castillo de San Antón -sede del Museo Arqueológico- y la Torre de Hércules, el faro más antiguo del mundo, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

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Cerca de este y más tranquila queda la playa de San Amaro, como apacible es la de Oza. Debajo de la mole del Domus está uno de los arenales más diminutos de A Coruña, O Matadoiro, con una espectacular panorámica.

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SAN LORENZO (Gijón)
Para bañarse, hacer surf, tumbarse al sol o pasear, la vida de la ciudad discurre en torno a ella. Es el gran escaparate de Gijón, un espacio urbano animado a cualquier hora del día y escoltado por un paseo marítimo de casi tres kilómetros, entre la iglesia de San Pedro y la desembocadura del río Piles, que se extiende más allá por la senda costera de El Cervigón y lleva a otras playas como las del Rinconín, Serín o la de Peñarrubia. 

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DEL POSTIGUET (Alicante)
Una de las señas de identidad de esta ciudad que mira al mar es la Explanada de España, una espigada alameda sombreada por palmeras y con un pavimiento que semeja las olas del mar junto a la que se sitúa otro de sus emblemas: la playa del Postiguet, a los pies del castillo de Santa Bárbara. Por su arena fina, sus aguas tranquilas y el paseo que la enmarca, pero también por su fácil acceso y sus zonas para practicar deportes, es protagonista perenne. El extremo este de la ancha franja de arena dorada, junto a la estación de La Marina y el barrio de La Sangueta, recibe el nombre de playa del Cocó, y es el punto desde donde se lanzan los castillos de fuego durante las fiestas de las Hogueras de San Juan. 

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LA MAGDALENA (Santander)
Con playas, un parque marino, bosque, áreas deportivas y de pícnic es normal que la península de La Magdalena sea la zona de esparmiento preferida por los santanderinos, coronada además en lo más alto por el palacio de la Magdalena, que fue residencia real y actualmente es la sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Pero Santander presume además de otras playas urbanas, especialmente las que se descubre tomando desde el paseo Pereda la calle Castelar, que enlaza con la avenida de la Reina Victoria, custodiada por señoriales palacetes y exclusivos hoteles. Son cerca de dos kilómetros de dorados arenales que suman las playas del Camello, la Concha y la Primera y Segunda del Sardinero, estas separadas por los jardines de Piquío. Un verdadero paraíso para el paseo y para el más exquisito descanso estival. Para el disfrute también otras playas, como Los Molinucos, Mataleñas, Rosamunda o la de la Virgen del Mar.

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LA CONCHA (San Sebastián)
Pasear junto a la famosa barandilla sombreada por tamarindos que escolta la playa de La Concha y de paso posar para una foto, como hacen las estrellas de su famoso festival de cine, es una experiencia deliciosa en San Sebastián, situada como está en una de las bahías más bellas del mundo y enmarcada por los montes Igeldo y Urgull y con la isla de Santa Clara justo en medio. Pero la ciudad, cuenta además con otras tres magníficas playas: la de Zurriola, cuyas movidas olas hacen las delicias de los surfistas, y la más tranquila de Ondarreta, escoltada en uno de sus lados por el Peine del Viento, un magistral conjunto escultórico de Eduardo Chillida en los acantilados rocosos por los que el monte Igeldo se hunde en el Cantábrico. La última es la mini playa de la isla Santa Clara. Para todos los gustos.

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LA MALVARROSA (Valencia)
La playa que inmortalizó en sus cuadros Sorolla está solo a unas pocas paradas en tranvía del centro de la ciudad; solo hay que coger la línea 4 o la 6 del metro, llegar a la estación de Las Arenas y disfrutar del agradable ambiente de esta playa urbana que pasa por ser uno de los lugares de ocio más frecuentados por los valencianos para pasear, patinar, hacer deporte o, simplemente, tomar el sol. El paseo marítimo que lleva hasta ella, situada en el último tramo de este, arranca en la playa de Levante, donde sentarse a comer un arroz o un guiso de pescado fresco en alguno de los numerosos restaurantes y bares que se asoman a él. Después siguen las playas de Las Arenas y la del Cabanyal, antes de llegar a La Malvarrosa, en la que espera la casa-museo del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez.

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LA BARCELONETA (Barcelona)
Las estaciones de metro de Ciutadella, Bogatell, Poblenou, Llacuna, Selva de Mar y El Maresme desembocan en algún punto de los cuatro kilómetros de playas de arena que tiene Barcelona. Así puedes elegir entre darte un chapuzón y disfrutar del sol en los arenales de Sant Sebastiá, Nova Icària, Bogatell, Mar Bella, Nova Mar Bella o Llevant, que cuentan con todo tipo de servicios. Pero la más popular y animada, sobre todo en verano, de la ciudad es, sin ninguna duda, La Barceloneta, por su céntrica situación, su equipamiento deportivo y de ocio y el paseo marítimo que la une al resto y va descubriendo a su paso la singular Torre de madera, la escultura del Pez Dorado de Frank Ghery o, en su extremo sur, la famosa vela que dibuja el Hotel W.

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LA CALETA (Cádiz)
La más americana de las ciudades españolas, la más colonial, luminosa, alegre y viva se despereza cada mañana mirando al Atlántico. Abierta a la diáfana bahía que lleva su nombre, Cádiz tiene en la playa de La Caleta, una de las más bellas de Andalucía, una de sus imágenes más representativas. Un arco de arena de color canela que flanquean el castillo de San Sebastián, a un lado, y el de Santa Catalina, al otro, y que, a la caída de la tarde, regala unos atardeceres espectaculares. Fue en ella donde se rodó la escena en la que Halle Berry emergía de las aguas con un bikini naranja y un puñal en la cadera encendiendo al James Bond de Muere otro día, y también uno de los escenarios donde se rodó Alatriste.  Paseando por el Campo del Sur, que tanto recuerda al Malecón de La Habana, se llega en media hora a la playa de la Victoria, considerada la mejor de todas las urbanas de Europa.

LA MALAGUETA (Málaga)
Málaga está viviendo una revolución como auténtico foco cultural y de tendencias, sobre todo desde que desembarcaron en la capital la primera sede del Centro Pompidou fuera de Francia y la filial del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo. Pero, además, la nueva milla del arte de España sigue siendo una privilegiada ciudad donde disfrutar del sol y de la playa. En sus 14 kilómetros de litoral urbano se suceden 16 playas urbanas, desde las concurridas de La Malagueta, Pedrogalejo o San Andrés, a las más retiradas de Guadalmar o Campo de Golf, incluso escondidas en rincones rocosos, como los Baños del Carmen o el Peñón del Cuervo. Si además de baño, paseo o sol uno se sienta en alguno de los chiringuitos de su paseo marítimo a degustar un espeto de sardina, qué más se puede pedir.

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