Un viaje muy poético por la costa oeste de Irlanda

Este año se cumple el 150 aniversario del nacimiento de William Butler Yeats, el poeta irlandés por excelencia. Seguimos su rastro en los condado de Sligo, la esencia inspiradora de su poesía, recorriendo los escenarios vitales y literarios del Premio Nobel de Literatura de 1923 y descubriendo una Irlanda que enamora.

by David Revelles

Hay efemérides que, ligadas a un personaje con nombre y apellidos, valen su peso en oro. La que durante este 2015 está celebrando Irlanda es una de ellas. Y es que el poeta W.B. Yeats (1865-1939), gigante cultural del siglo XX, dejó desparramados en sus poemas y relatos una estampa mágica de Irlanda que, este año más que nunca, merece la pena descubrir. Sin duda, ese viaje tendrá como principal destino el condado de Sligo, en la costa oeste, allí donde el poeta pasó su infancia y adolescencia. Te toparás con lagos, montañas e islitas de belleza difícil de igualar, casas señoriales con jardines de cuento y la calidez de pubs irlandeses centenarios, todo ello con versos hermosos protagonizados por hadas y reinas celtas de leyenda… Es la Irlanda hecha poesía, es el Yeats Country.

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Iniciar este recorrido por Rosses Point es siempre sinónimo de éxito. Por algo la belleza y tranquilidad de esta península situada a un paso del bullicio de la ciudad de Sligo fue uno de los lugares favoritos de Yeats. No se queda atrás Strandhill, un pequeño centro turístico en el que, por ejemplo, disfrutar de su paseo marítimo frente al océano o, si eres de los que te apasiona el surf, cabalgar sus famosas olas. Eso sí, no olvides que estarás pisando un territorio de leyenda. De recordarlo se encarga el túmulo que corona Knocknarea, el lugar del descanso eterno de la pérfida reina celta Maeve.

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No menos sugerente para poner un broche de oro a una primera inmersión en los paisajes de Yeats es finalizar una jornada en el pintoresco pueblecito de Mullaghmore. Desde su muelle podrás otear el perfil de la islita de Inishmurray, famosa por sus cursing stones (piedras druídicas de maleficio) y sus viviendas en colmena. Aunque pocos regalos para la vista y la memoria como los anocheceres marítimos que se contemplan en esta rincón del condado.

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Una de las coordenadas ineludibles del Yeats Country es Lissadell House (lissadellhouse.com), casa señorial del siglo XIX donde creció Constance Markievicz, amiga íntima de W.B. Yeats y una de las heroínas del Alzamiento de Pascua de 1916 en Dublín. Cuando Robert Gore Booth, el padre de Constance, construyó la casa en 1830, el bisabuelo de Yeats era rector en la iglesia de Drumcliffe, por lo que, de niños, el poeta y su hermano, el pintor Jack W.B, pasaron jornadas inolvidables en esta casa, jugando al cricket o montando a caballo junto a Constance y su hermana. Un lugar mágico de Lissadell donde recrearse en el paisaje con vistas al océano y, de paso, leer algún poema de Yeats es el onírico jardín de la finca.

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El Lough Gill, situado en el condado de Leitrim, es otro de los eslabones esenciales en este recorrido por el país de Yeats, un lugar al que solía acudir en su juventud para pescar o tocar el violín junto a su familia o amigos. A orillas del lago se encuentra Parke’s Castle, una casa señorial fortificada construida en 1609 desde la que admirar el espectacular entorno campestre.

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Visitar el castillo no solo te permitirá sentirte durante un rato como una aristócrata del siglo XVI y disfrutar de magníficas panorámicas del lago, sino también ser el primero en embarcarte en toda una experiencia: una excursión por las aguas lacustres que tanto amó Yeats a bordo del barco Rose of Innisfree (roseofinnisfree.com). La travesía no solo permite acercarse hasta Innisfree, la isla que Yeats hiciera famosa gracias a uno de sus poemas más célebres (“Yo me levantaré y allí me iré, que día y noche oigo / agua del lago la orilla lamer”), sino también saborear un delicioso scone con té mientras el patrón del barco declama versos del poeta y las montañas de desparraman a babor.

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Uno de los grandes regalos del Yeats’s Country es la ciudad de Sligo, capital del condado. Coqueta y aún con el sabor de un pequeño pueblo, su paseo fluvial siguiendo el río Garavogue es un ritual que no debes perderte. Por cierto, frente a The Glasshouse (theglasshouse.ir), uno de los mejores hoteles de la ciudad, justo delante del edificio neoclásico del Ulster Bank, una figura familiar te contempla con pose sofisticada y elegante: es la estatua más célebre en memoria de W.B. Yeats, situada no muy lejos del edificio de ladrillo rojo de la Yeats Memorial Building, sede de la Yeats Society.

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Aprovecha la visita a Sligo para no solo recrearte en el shopping con sabor irish –Rockwood Parade es un paseo salpimentado de deliciosos cafés y tienditas increíbles-, sino también para darle un poético homenaje a tu paladar. Hay opciones para todos los gustos: desde la autenticidad del pub más famoso de la ciudad, Hargadons (hargadons.com), abierto desde 1909 y considerado uno de los mejores de toda Irlanda, pasando por Eala Bhán (ealabhan.ie) hasta la sofisticación gastronómica de Coachlane Restaurant (coachlane.ie), bajo la batuta del chef Andy Donaghy.

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Otro lago mágico ligado a Yeats y, especialmente, a uno de sus poemas más famosos, The Stolen Child, es Glencar. En esos versos, el poeta hace una deliciosa invocación a las hadas, allí donde el “agua errante” cae desde los cerros y transforma en la célebre Glencar Waterfall.

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“Donde el Ben Bulben se mezcla con el viento del mar”, escribió Yeats para, situar por expreso deseo, su tumba. Eso significa poner rumbo al pequeño cementerio de Drumcliffe, al norte de Sligo. Pocas tumbas irlandesas reciben tantos miles de visitas como la suya, fieles y apasionados lectores que pasan por aquí para rendir su último homenaje al poeta. Eso sí, no se detienen demasiado tiempo ante ella. De eso ya se ocupó el bardo con el famoso epitafio que hizo grabar sobre su lápida: Fríos los ojos vuelve / a la muerte, a la vida./ ¡No te pares, jinete!

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Eso sí, antes de cumplir la arenga del poeta, mira por última vez a tu alrededor. Porque entonces descubrirás que, frente a tus ojos, con la piel rocosa del Ben Bulben mutando al ritmo de las estaciones y el mar a un paso, el epílogo al recorrido por la Irlanda que inspiró los versos de Yeats también te habrá cautivado a ti.

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Turismo de Irlanda, turismodeirlanda.com

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