Hipocondría: cuando la salud se convierte en una obsesión

La hipocondría es un trastorno de la personalidad que puede afectar a individuos con tendencia obsesiva. Se caracteriza por un miedo exagerado a sufrir enfermedades. Las personas que lo padecen, de hecho, experimentan síntomas que repercuten seriamente en su calidad de vida.

Por Dr. Salvador Casado

La hipocondría es una característica de la personalidad. Es un trastorno psicológico que la gente desarrolla. Hay un perfil de personalidades más obsesivas, que centran su atención o su obsesión en el cuerpo y eso genera la hipocondría.

No tenemos evidencia científica de que la hipocondría esté aumentando. Siempre ha habido este tipo de personalidades, lo que sucede es que hoy influye el acceso a la información sobre la salud. Es decir, siempre ha habido gente que se ha preocupado en exceso de su salud, pero hoy hay una avalancha de información sanitaria en internet, y la gente puede acceder a ella de cualquier manera. A este tipo de personas no le viene nada bien ese exceso, porque se suelen preocupar todavía más. Y ojo con las series de televisión. 

Mientras más estímulos ambientales, más preocupación. Cuando los medios cubren que hay un suicidio, aumentan los suicidios. Del mismo modo, cuando hay un exceso de información en series o películas puede aumentar esa preocupación por la salud.

Síntomas físicos, enfermedad psicosomática

El paciente hipocondríaco, claramente sufre síntomas físicos. Y el problema es que los sufre más. Es decir, ante cualquier mínima sensación displacentera o cualquier mínimo malestar, el hipocondríaco va a tener una reacción de estrés que, sin querer, va a aumentar ese síntoma. Cuando estamos nerviosos los síntomas físicos o psicológicos son peores en cualquiera, y en el hipocondríaco esto es un mar de fondo.

Esto ocurre porque el estrés es una reacción adaptativa que nos hace estar alerta de posibles peligros. Para el ser humano un posible peligro puede ser un león que se acerca, pero también una preocupación que él mismo crea, sea personal o sea que uno crea que el síntoma que nota es una enfermedad mortal. Eso genera estrés, el cual provoca que la persona suelte adrenalina interna y una serie de sustancias que la activan. En el caso del hipocondríaco, aumenta su sensibilidad, que ya de por sí es grande, a esos síntomas físicos. Entonces es una pescadilla que se muerde la cola, un círculo vicioso.

Lo que no es correcto es que la hipocondría sea causa de enfermedad. Es un trastorno de personalidad que aumenta la sensación displacentera de síntomas, pero por sí misma no crea enfermedad grave.

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¿Cómo identificar a un paciente hipocondríaco?

Igual que veo que es obsesivo, que veo que tiende a la tristeza o a la ansiedad. Se nota por su conducta. Un paciente hipocondríaco habitualmente trae muchos motivos de dudas sobre su salud y viene muchas veces a consulta, y por mucho que uno busca y explora no termina encontrando causas de enfermedad importante, entonces claramente se detecta la hipocondría.

La principal forma de tratarles es con mucha empatía, mucha comprensión. Mucha paciencia incluso, porque hay personas que acuden mucho al médico y no son fáciles de tratar. Es fundamental que haya una relación de confianza, que el paciente hipocondríaco confíe en su médico o en su personal sanitario. Y desde esa confianza ir construyendo, ir desmontando poco a poco los miedos con razones, con exploración física, con argumentos, para que la persona pueda convivir mejor con su hipocondría. Estos pacientes sufren mucho cuando no tienen un profesional sanitario de referencia, cuando van de especialista en especialista, porque son carne de cañón para un montón de pruebas diagnósticas y para un montón de tratamientos inútiles.

Entonces, más que un tratamiento psicológico o farmacológico, estas personas lo que necesitan es algún profesional sanitario que les dé confianza. En mi caso, como médico de familia lo tengo más fácil, porque puedo dar respuestas de calidad y efectivamente puedo construir confianza y tratarles lo mejor posible, con respeto y dándoles una respuesta.

La palabra, el mejor tratamiento

Creo que en el caso de los hipocondriacos, la palabra puede curar. Si hay una confianza, sí puede curar más la palabra. Porque tú exploras, escuchas, pides pruebas si lo ves necesario, pero al final cuando tú ves que no hay problema y normalizas, si hay confianza esa persona te va a creer. Si no lo hace porque esa confianza no es suficiente, la persona vuelve a meterse en su bucle y buscar información en internet o acudir a otro médico.

Respecto a familia, ésta debe saberlo y debe saber también un poco lo que estamos hablando. Ante cualquier malestar hay que atenderlo con paciencia, dar pocas directrices, y si detectan que se desajusta, pues animar o aconsejar que el hipocondríaco vaya a su profesional de referencia.

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El doctor Salvador Casado es médico de familia y comunitario. Actualmente,  desarrolla su asistencia en el centro de salud de Villalba en la Comunidad de Madrid (España). Su extensa actividad en Internet a través de su blog (doctorcasado.es) o su cuenta de twitter (@doctorcasado), entre otros, le permite acercar la medicina a toda la población para que reciban información clara y confiable sobre enfermedades o prevención.