A su llegada a la Westminster Abbey se vio a Kate llevando un elegantísimo vestido en blanco con bordados en plata representando con flores a las cuatro naciones que representan al Reino Unido, pero, lo que es una realidad es que por encima del diseño llevaba el manto de la Orden de la Real Orden Victoriana, que se distingue por sus colores, en azul royal, con motivos escarlata y forro de seda blanca, luciendo todos los colores de la bandera británica, y destacando la estrella de dama de la Gran Cruz de la Real Orden Victoriana en hilo de oro.