De forma clásica, en los cuentos de hadas las princesas llevaban hermosos vestidos, con espectaculares tiaras, mientras eran rescatadas de un palacio, pero conforme han ido cambiando los tiempos, también lo han hecho las princesas. Ahora son las protagonistas de las aventuras por propia decisión y no esperan a que alguien más luche por ellas, sino que van por sus propias batallas y parece que ese es el caso de una princesa de la vida real, la pequeña Charlotte. Siguiendo los pasos de su madre, la Princesa de Gales, que se distingue por protagonizar cualquier tipo de escena con su encanto y sonrisa, la pequeña de ocho años recién cumplidos, sabe pasar a la perfección del protocolo y los vestidos de gran tamaño, a las actividades más divertidas y que requieren poner manos a la obra, lo que ha quedado completamente claro este fin de semana. La coronación de Carlos III ha dado oportunidad de ver un poco más de los niños Gales, y con esto, conocer más de sus personalidades y lo mucho que han crecido en este tiempo. Si el sábado se veía a una Charlotte que irradiaba elegancia, muy apropiada para su edad, este lunes ha dado un giro por completo y ha demostrado que ha heredado de Kate la agilidad física para participar en todo tipo de eventos.