La simpatía del Príncipe William quedó al descubierto cuando la pareja participó en el trabajo de reconstrucción que se está haciendo en una embarcación llamada Kiwi, que la Reina Isabel y el Príncipe Felipe recibieron como regalo de bodas de parte de la Marina Real de Nueva Zelanda. “Si se hunde de este lado, nosotros nunca estuvimos aquí”, dijo un divertido William, arrancando las risas no solo de los presentes, sino también de su esposa, quien lo veía divertida sin dejar de trabajar.