Al tratarse de una ocasión solemne, los hijos mayores de los Príncipes de Gales tuvieron una conducta intachable, manteniéndose en todo momento cercanos a sus papás -principalmente a Kate, mientras William estaba en las procesiones- y siguiendo al pie de la letra cada una de las instrucciones que recibían durante el servicio. Pero al ser tan pequeños, también se les veía curiosos sobre sus alrededores, sobre todo a Charlotte, quien no quitaba la mirada de algunos de sus familiares, entre ellos sus tíos, el Príncipe Harry y Meghan Markle.