Como en los cuentos de hadas, así fue la infancia de los royals

En nuestro país se celebra año con año el Día del Niño, que se convierte en el pretexto perfecto para recordar aquellos años mágicos y qué mejor que hacerlo a través de las fotografías. Si antes se usaba el publicar una foto de la infancia para celebrar este día, de vez en cuando las celebridades todavía lo hacen. Pero, ¿qué pasa con los royals? Después de haber crecido bajo la mirada pública, no es extraño que cada momento de su vida quede documentada a través de las imágenes. La vida de las familias reales suele funcionar como una cápsula del tiempo o registro histórico, pues es posible conocer mucho de la vida de aquella época a través de lo que se documenta de ellos. En cuestión de los royals modernos, existe un archivo fotográfico más amplio, en el que los posados familiares son cosa de todos los días, pero esto no es nada nuevo, y podemos remontarnos algunas generaciones atrás a través de esta costumbre. Es por esto que con el Día del Niño a cuestas hemos decidido recordar las infancias de los royals que, aunque ahora se muestran en sus versiones más formales y sobrias, crecieron haciendo travesuras como cualquier pequeño, eso sí, entre los pasillos de palacios y castillos.

Reina Isabel

La Reina Isabel es, sin lugar a dudas, un ícono de la cultura colectiva y su imagen ha permanecido sin modificación a través de las décadas. En medio de la celebración de su Jubileo de Platino, es fácil olvidar que aquel estandarte, alguna vez fue una niña pequeña que amaba montar a caballo y poner obras de teatro con su hermana Margaret. En esta imagen, Lilibet -como se autonombró durante su infancia- crecía en una infancia dentro de la Familia Real, pero sin saber que su destino sería la corona. Su vida en aquel entonces era muy parecida a la de Beatriz y Eugenia de York, al ser sobrina del primero en la línea de sucesión, con lo que Lilibet no contaba es con que su tío abdicaría al trono, convirtiendo a su padre en monarca y a ella en su heredera. Fue cuando tenía solamente 10 años que el destino de la entonces Princesa Isabel cambió por completo y con ello, su vida como la conocía hasta ese momento.

Príncipe Carlos y la Princesa Anne

En esta imagen se puede ver al Príncipe Carlos y la Princesa Anne en brazos de la Reina Isabel. A diferencia de su madre, Carlos nació con total conocimiento de que era el heredero al trono británico. Después de él llegaría Anne, y años más tarde, la familia recibiría a Andrés y Eduardo. La infancia de los Windsor fue una diferente. La agenda de la monarca se veía compaginada con una vida en la que el Príncipe Felipe se encargaba de las barbacoas y los juegos. Curiosamente, tanto la Reina como su esposo siempre tuvieron una inclinación hacia la vida campestre, que se vivía de puertas adentro. Desde muy joven, Carlos mostró su inclinación por las artes y su interés por la naturaleza siendo siempre muy cercano a la Reina Madre, mientras su hermana tenía un espíritu aventurero con mayor inclinación a su padre.

Príncipe William y el Príncipe Harry

La mirada del mundo se posó desde el primer momento en William y Harry, los Príncipes fueron los primeros dentro de la Familia Real británica en nacer en un hospital y desde entonces, se documentó cada momento de su vida. Con una madre como Diana de Gales, se habla de una infancia llena de juegos y fantasía, algo que también era muy promovido por el Príncipe Carlos, que junto a sus hijos mostraba una faceta casual nunca antes vista en él. La cercanía de los hermanos Gales era tal que Diana escribía en una carta que William no quería separarse de su hermanito, algo que los acompañó hasta hace apenas unos años. Las anécdotas sobre las travesuras de William y Harry son bien conocidas e incluso narradas por ellos mismos, al hablar sobre las ocurrencias con las que ellos y sus primos Phillips ponían a su abuela en aprietos.

Felipe, Elena y Cristina de España

La bonita tradición de los posados familiares en España no es cosa nueva, en esta imagen se puede ver a Doña Sofía con el Rey Juan Carlos acompañados por sus tres hijos. En un tono muy español, las infantas llevan el mismo look mientras su hermanito, el ahora Rey Felipe, todavía lucía sus risos rubios de sus primeros años. Una siempre cariñosa Sofía y un aventurero Juan Carlos, marcaron la infancia de sus hijos, quienes aunque formalitos para las fotos, llevaban una infancia como la de cualquier otro. Con la pasión de Don Juan Carlos por la vela, no era raro que la familia disfrutara de Mallorca, como lo hacen hasta estas fechas. Curiosamente, los gustos y tradiciones de los Borbón han pasado a las nuevas generaciones. En el caso de España, debido a su ley, Felipe nació sabiendo que a pesar de ser el menor de la casa, sería el próximo monarca, destino con el que ha cumplido.

Victoria, Carlos Felipe y Magdalena de Suecia

En la actualidad, los pequeños de la Familia Real sueca suelen regalar las postales más encantadoras, pero, ¿cómo fue la infancia de la generación anterior? Los Reyes de Suecia recibieron primero a Victoria, después a Carlos Felipe y al final llegaría Magdalena. Debido a las leyes en aquel país, Carlos Felipe heredaría el trono, pero fue con el paso de los años que el pueblo buscó que se hiciera una promulgación en la que se dictara que el primogénito sin importar su género se convertiría en el heredero. Fue así como el destino de Victoria cambió, volviéndola la primera en la línea de sucesión al trono. Tal como ha pasado con sus hijos, los hermanos vivieron una infancia muy tradicional, asistiendo a colegios regulares y siendo muy cercanos a la naturaleza. Eso sí, desde pequeños, marcaban ya sus cercanos lazos con el resto de los países nórdicos. Para muestra los padrinos de bautismo de Victoria, el entonces Príncipe Harald de Noruega y la entonces Princesa Beatriz de Holanda, quienes se convertirían en monarcas tiempo después.

Carolina, Alberto y Estefanía de Mónaco

Si crecer en un palacio es ya algo especial, hacerlo en un lugar lleno de glamour como Mónaco con una de las más grandes estrellas de cine como madre, debe ser toda una experiencia. Con la espectacularidad de los años 60s, la vida de los Grimaldi se vivió en un momento especial. En palabras de Alberto de Mónaco, su madre siempre fue muy amorosa con ellos y según se podía ver, el Príncipe Rainiero era su cómplice en sus aventuras.