8/8En 1913, la Reina Mary -abuela paterna de Isabel II- decidió comisionar a Garrard una tiara que replicara la que usaba su tía, la Gran Duquesa de Macklenburg-Strelitz, que curiosamente era conocida como la Cambridge Lover’s Knot Tiara. Como no pudo comprar o heredar la original, decidió mandar a hacer una réplica de ella. Hecha en 1913, originalmente tenía en la parte superior una serie de perlas que la hacía aún más alta, pero fueron retiradas posteriormente, dejando una línea de brillantes en su lugar. Ante la muerte de la Reina Mary en 1953, Isabel II la heredó, llevándola en un puñado de ocasiones, entregándola a la Princesa Diana en 1981. Aunque mucho se ha ligado su recuerdo al de la Princesa, se ha rumorado que es una pieza que pesa mucho y provoca terribles dolores de cabeza, por lo que Diana no era amante de llevarla. Ante el fallecimiento de la Princesa, la tiara regresó al joyero real y no fue hasta el 2015 que volvió a ver la luz.
En 1913, la Reina Mary -abuela paterna de Isabel II- decidió comisionar a Garrard una tiara que replicara la que usaba su tía, la Gran Duquesa de Macklenburg-Strelitz, que curiosamente era conocida como la Cambridge Lover’s Knot Tiara. Como no pudo comprar o heredar la original, decidió mandar a hacer una réplica de ella. Hecha en 1913, originalmente tenía en la parte superior una serie de perlas que la hacía aún más alta, pero fueron retiradas posteriormente, dejando una línea de brillantes en su lugar. Ante la muerte de la Reina Mary en 1953, Isabel II la heredó, llevándola en un puñado de ocasiones, entregándola a la Princesa Diana en 1981. Aunque mucho se ha ligado su recuerdo al de la Princesa, se ha rumorado que es una pieza que pesa mucho y provoca terribles dolores de cabeza, por lo que Diana no era amante de llevarla. Ante el fallecimiento de la Princesa, la tiara regresó al joyero real y no fue hasta el 2015 que volvió a ver la luz.