2020, el año en el que el clóset de Kate Middleton sufrió un gran cambio

Este ha sido un año muy diferente para todos y los cambios que ha traído consigo se han hecho evidentes con el paso de los meses. Esto no ha sido distinto para los royals, quienes se han tenido que ir adaptando a las nuevas circunstancias. Este año, se guardaron las tiaras y los vistosos vestidos, y se ha podido conocer como nunca, el interior de los castillos, palacios y casas, en los que cada familia real vivió su cuarentena. Entre estos cambios, el clóset de la Duquesa de Cambridge -Kate Middleton- no ha quedado inmune. Si todos los años repasamos sus mejores looks de los últimos doce meses, esta vez hemos querido analizar el cambio que sufrió el guardarropa de Kate, uno de los más deseados del mundo.

Su primera aparición del año fue el 5 de enero, cuando el Príncipe William y ella acompañaron a la Reina Isabel en el servicio dominical en la iglesia de St. Mary Magdalene en Sandringham. Especialmente estilosa, Kate llevó un abrigo modelo Denton de la colección del 2016 de Roksanda. El toque chic lo dio un sombrero fedora en azul cerúleo con una pluma de faisán, modelo Suffolk, de Hicks & Brown. Sus guantes cafés de Cornelia James iban a juego con sus botas Stuart Weitzman, contrastando con su bolso de Jaeger.

En su primer acto oficial del año, Kate y William visitaron Bradford. La Duquesa estrenó un abrigo en verde de Alexander McQueen que combinó con un vestido en estampado príncipe de gales de Zara y zapatos de tacón cuadrado de Gianvito Rossi. El toque especial lo dio el bolso Midi Mayfair de Aspinal of London.

En representación de la Reina, los Duques de Cambridge fueron los anfitriones de una recepción para marcar la Cumbre de Inversión Reino Unido – África en el Palacio de Buckingham. En esta noche, Kate llevó un destellando vestido modelo Aurora de Needle & Thread. La Duquesa lo combinó con un clutch de Jenny Packham y tacones de Gianvito Rossi en carmín. Kate estrenó esa noche unos aretes de Soru Jewellery.

Para el lanzamiento de su encuesta 5 Big Questions, de la que dio resultados hace un par de semanas, Kate lució una llamativa blusa con coloridos estampados de Tabitha Webb que combinó con sus infaltables pantalones de vestir Jigsaw. Apostando por la comodidad, llevó sus tacones cuadrados en azul marino de Emmy London y como complementos, sus aretes de ónix de Monica Vinader y estrenó su brazalete de Halcyon Days.

A finales de enero, las cosas seguían con normalidad en la agenda de los Cambridge, quienes asistieron a la conmemoración del día en memoria del Holocausto. Con un elegante vestido en gris con cuello negro de Catherine Walker, combinado con zapatos Gianvito Rossi, clutch Jimmy Choo y sus aretes de perlas de Cassandra Goad, todo apuntaba para un año muy estiloso para Kate.

Solo un día después, en el Evelina London Children’s Hospital, la Duquesa se lucía con un traje de tweed de Dolce & Gabbana, combinado con tacones cuadrados de Gianvito Rossi y como accesorios, sus aretes de diamantes de Mappin & Webb.

Las cosas seguirían su curso durante febrero, cuando la Duquesa mantuvo sus compromisos habituales. A principios de marzo, los Cambridge realizarían una visita a Irlanda, donde el verde marcaría la maleta de Kate. Entre los varios looks que se le vieron durante este viaje, resaltó el que llevó a la recepción en su honor en el bar Gravity del almacén de Guinness. Esa noche llevaría el vestido Falconetti de The Vampire’s Wife con un clutch destellante en dorado de Wilbur and Gussie, tacones verdes de Manolo Blahnik y aretes en dorado de H&M.

El 9 de marzo, los Duques de Cambridge tendrían la aparición más complicada del año. El servicio del Commonwealth en la Westminster Abbey marcaría la última aparición de Harry y Meghan en un evento público de la Familia Real británica antes de retirarse de sus posiciones oficiales. La tensión era evidente, pero como es costumbre, la Duquesa mantuvo la elegancia que la caracteriza. Para esta ocasión, Kate retomó su abrigo rojo de Catherine Walker, que se le había visto en la Navidad del 2018, esta vez lo combinó con su sombrero con camelias de Sallyann Provan. La Duquesa estrenó unos aretes de Mouawad, y como complementos, llevó un clutch de Prada y zapatos de Gianvito Rossi.

El primer gran cambio de estilo se daría en su última aparición antes de la cuarentena, visitando a las personas del conmutador de servicios de emergencia, Kate lució su faceta más profesional con un traje sastre en rosa de Marks & Spencer que combinó con unos tacones grises de Hugo Boss. Ésta sería la última vez que se le vería, antes de refugiarse con su familia en Anmer Hall por varios meses.

El que estuvieran en casa no significó detener la agenda. Los Duques de Cambridge se mantuvieron por demás activos con videoconferencias constantes y en ellas se pudo conocer una faceta completamente distinta de Kate. A cargo de su propio peinado y maquillaje, la Duquesa mostró una versión más relajada, en la que los vestidos florales, así como las blusas cómodas pero vistosas, se volvieron la norma. En esta imagen con su vestido de Altuzarra y los aretes que se volvieron sus inseparables en esos meses, de Patrick Mavros.

De vuelta al trabajo y a las apariciones públicas, el cambio era claro. Como a muchos nos ha pasado, Kate decidió hacer de su clóset uno más práctico y funcional. En sus primeras apariciones públicas se le vio de pantalones y chalecos, así como vestidos sencillos, eso sí, sin perder el estilo. En su aparición para celebrar el 72 aniversario de la creación del servicio de salud pública en Gran Bretaña, Kate lució un shirt dress de Beulah London con zapatos de Rupert Sanderson.

Los looks más casuales le han permitido poner manos a la obra, como se le ha visto en la recolección de donativos para bebés que realizó. Enfundada en un estiloso vestido de Suzannah en blanco, con tacones de Tabitha Simmons, el medallón de Daniella Draper y aretes de su nueva firma de accesorios favorita, All the Falling Stars, Kate mostró que sus nuevos looks son tan chic como los de antes.

Por supuesto, los nuevos looks han venido acompañados por sus respectivos cubrebocas. Kate ha apostado por unas sencillas mascarillas de Amaia -la firma infantil británica- en estampados florales, los cuales ha combinado con todos sus looks. Con peinados y maquillajes muy sencillos, la Duquesa ha enfatizado sus cejas, dando armonía a su rostro, aún cuando lleva el cubrebocas.

Con el paso de los meses se ha visto que a Kate le va muy bien este cambio. No solo ha sido el año en el que más ha reciclado piezas de su ropa, sino que también es en el que se ha atrevido a mostrarse más casual, incluso apostando por siluetas oversize que antes no intentaba. Massimo Dutti, se ha vuelto su firma favorita, lejos de aquellos looks de diseñador, y su estilo sigue siendo tan imitado como desde el primer momento. Aquí con un abrigo y suéter de la firma española.

Eso sí, el que el estilo cambie, no quiere decir que la elegancia quede de lado. Los seguidores del guardarropa de Kate siguen amando cada uno de sus looks. Aquí, en el Castillo de Windsor, con su abrigo Catherine Walker, con un cuello de Troy London, botas Ralph Lauren y clutch de Alexander McQueen.