Los techos, las ventanas, las chimeneas de piedra.... todos los elementos que conforman el espacio recuerdan esos ochocientos años de historia. Aunque es cierto que esta construcción pasó diversos periodos de decadencia, en la actualidad la corporación para convertirlo en la sede del Atlantic College puede presumir de conservarlo en excelentes condiciones. Un trabajo que no es nada fácil tratándose de una edificación de estas características. En ese sentido, se puede comparar con lo que sucede con los castillos de la reina de Inglaterra, que están abiertos al público, entre otras cosas, con el fin de recaudar fondos para su propia conservación, lo que hizo saltar todas las alarmas el año pasado, cuando la pandemia provocó que estuvieran meses cerrados y que cayera el turismo, provocando así que trabajadores de las residencias reales advirtieran del peligro que supone dejar de lado la conservación de patrimonio.