La Infanta Cristina visitó el pasado fin de semana a su marido, Iñaki Urdangarin, en la prisión de Brieva (Ávila) por primera vez después de su ingreso el pasado día 18 tras su condena de 5 años y 10 meses a la que fue condenado por el Tribunal Supremo por el caso Nóos, tal y como adelantó Informalia. Un encuentro que, según confirmaba este viernes El País, se produjo el domingo día 24, una semana después de la entrada en prisión de Urdangarin. Otras fuentes detallan a Efe que la visita duró 40 minutos, y que la infanta Cristina accedió a la prisión de forma "muy discreta" sin que los periodistas apostados a las puertas de la cárcel en la zona de acceso de visitas se percataran de su llegada y posterior salida. De hecho, las fuentes consultadas explican que existe un control interno para evitar que se filtre a los medios de comunicación cualquier información relativa al exduque de Palma, recluido en el en el módulo de hombres de la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila).
Fuentes del centro penitenciario han señalado que en los escasos contactos que mantiene con el personal de Brieva, Urdangarin ha reconocido estar "adaptándose" a su nueva situación en una de las cinco celdas del módulo reservado para hombres y que es el mismo en el que permaneció durante una década el ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán.
Imágenes exclusivas en ¡HOLA!, la inesperada celebración familiar de la infanta Cristina en Ginebra
En su primera semana en prisión, el excampeón de balonmano se ha centrado en su vida espiritual y deportiva. Como no puede acudir a la Misa en el módulo de mujeres, recibe la visita semanal del capellán y dedica su tiempo a leer, a seguir el Mundial de Fútbol (cuenta con una televisión). Según ha trascendido, cuida mucho su alimentación, realiza ejercicio físico en el patio, dispone de una bicicleta estática y ya ha pedido tener en su celda un cuaderno, un bolígrafo y varios libros.
Celebración familiar en Ginebra
Cinco días después del ingreso en prisión de Urdangarin, la infanta Cristina celebró en Ginebra la graduación de su hijo Pablo Nicolás, que en diciembre cumplirá 18 años. Una fiesta inesperada que preparó con su marido y que no quiso suspender intentando que la vida de sus hijos siga siendo lo más normal posible, aun en ausencia de su padre. La revista ¡HOLA! de esta semana publica las imágenes de esta celebración a la que asistieron la infanta Elena y la madre de Urdangarin, Claire Liebaert.
La Infanta contaba con una condena, pero no con el hecho de que su marido entrara en la cárcel, y los hechos la han derrumbado. En su entorno así lo apuntan: está rota, destrozada, pero se mantiene en pie por sus hijos y con la esperanza de que llegue el día en el que puedan volver a estar todos juntos para disfrutar de una vida sin presión.
