Dos días después del duodécimo cumpleaños de la princesa Leonor, en el que no nos hemos resistido a recordar algunas de sus ocurrencias más memorables y a mirar y remirar su nuevo retrato oficial para la ocasión, tenemos nuevos motivos de celebración: el cumpleaños de la reina Sofía. La soberana cumple este año 79 y, a las puertas de una nueva década, la vida sigue igual, que cantaría Julio Iglesias. O prácticamente igual. Doña Sofía siempre tiene a quien amar, siempre tiene por que luchar y sus obras siempre quedan, parafraseando aquellas estrofas.
Y es que, desde que cedió el testigo a la reina Letizia, la reina Sofía continúa volcada en su papel de servicio a España, como en sus cuarenta años de reinado, pero asistiendo ahora a los Reyes: sigue entregada a sus causas sociales más queridas –la investigación e innovación en Enfermedades Neurodegenerativas, el Día de la banderita de la Cruz Roja, la lucha contra las drogas…-, sigue fiel a su compromiso con la cultura en actos musicales, artísticos, literarios, religiosos… y sigue representando a la Corona más allá de nuestras fronteras cuando el reino lo requiere como en los fastos por el 80º cumpleaños de Harald y Sonia de Noruega o en el último adiós al Rey de Tailandia, labor que ha sido reconocida innumerables veces, una de las últimas con la Medalla de Oro del Círculo del Liceo de Barcelona.
No le pesan los años como reina -a la vista de su agenda oficial está-, pero sí cada vez más las prioridades como madre, hermana y abuela, con las que tampoco ha dejado de cumplir jamás. Ahora que puede dedica el mayor tiempo posible a su familia, que es su otro gran desvelo. Muestra a los suyos su cariño en cada nimio detalle (el madrugón estival para acompañar a sus nietos al tradicional curso náutico por citar solo uno) y en cada asunto de suma importancia (el incondicional apoyo a los Urdangarin en los momentos de mayor necesidad por citar solo otro).
Es la primera que sufre sus tristezas y que celebra sus alegrías, que este año han sido grandes: la Primera Comunión de la infanta Sofía y, muy especialmente, la absolución de la infanta Cristina. Desde que don Felipe fuera proclamado Rey de España, doña Sofía ha viajado en varias ocasiones a Suiza para estar cerca de su hija y sus nietos. Sus viajes han sido de carácter privado y han coincidido con fechas tan importantes como, por ejemplo, el 50º cumpleaños de la infanta Cristina o la Primera Comunión de Irene Urdangarin. En cada desplazamiento, se revelaba su entrega tanto en los buenos como en los malos momentos. Una reina y una madre y abuela al mismo tiempo que siempre está donde se la necesita.
Por tantas y tantas razones todos quieren felicitar a doña Sofía, un premio de reina que nos ha tocado en suerte a todos los españoles, y conmemorar la gran ocasión de su cumpleaños, marcada en rojo por los medios de comunicación, con la publicación de infinidad de semblanzas y especiales. Una felicitación unánime a la que por supuesto también nos unimos. ¡Felicidades, Majestad!
