El pasado 27 de enero, el rey Alberto II, padre del actual monarca Felipe de los Belgas, admitía, a través de un comunicado hecho público por su abogado, que Delphine Böel era su hija biológica. Se ponía fin, de esta manera, a una lucha iniciada a finales de los años 90 por parte de la mujer belga de 52 años, que reclamaba desde entonces ser hija ilegítima del monarca. Delphine, recordemos, acudió por primera vez a los tribunales en 2013 animada por su madre, la baronesa Sybille de Selys Longchamps, quien siempre mantuvo que su hija era fruto de su relación con Alberto de Bélgica.
Pese al feliz desenlace para la propia Delphine, hasta hace unos días no tuvo lugar la última audiencia relacionada con la solicitud de reconocimiento de la paternidad de la ya hija reconocida del rey Alberto. Hasta el momento, la mujer belga no tenía claro si quería llevar el apellido más ilustre de Europa, el de Sajonia-Coburgo-Gotha, cuyo origen se remonta a más de mil años y que ostenta la Familia Real belga.
Sin embargo, parece que ya ha tomado una decisión y, a través de su abogado, Marc Uyttendaele, ha hecho pública su intención de debatir con qué nombre y título será conocida a partir de ahora. Entre sus preferencias, se encuentra la de asumir el apellido de su padre, así como los títulos de alteza real y princesa de Bélgica. "Esos títulos son algo que le pertenecen a ella. Mi clienta nunca tuvo otra intención que ser tratada exactamente de la misma manera que los demás. No es admisible que la señora Böel no lo sea, siendo hija de Alberto II", reconocía recientemente el asesor legal.
Por su parte, el representante legal de Alberto de Bélgica, Alain Berenboom, defiende que la cuestión de los títulos reales debería estar en manos del estado y no de los tribunales. Con todo, será a finales del próximo mes de octubre cuando salgamos de dudas y sepamos, al fin, si Delphine Böel ha de recibir estas distinciones y pueda ser considerada princesa belga, además de un miembro de la familia Sajonia- Coburgo-Gotha.
Aunque así fuera, Delphine Böel no podrá tener pretensión real alguna, es decir, no desempeñará ningún papel dentro de la Casa Real belga, ni tendrá un título. Y tampoco figurará en la línea de sucesión al trono del país, que actualmente ocupa su hermano Felipe.
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