Si los retratos oficiales de la coronación de Carlos III derivaron en un misterio en el vestido que llevó la Princesa de Gales a la ceremonia, al mostrar un escote completamente diferente al que se le vio luciendo en la Westminster Abbey, parece que el diseño de Kate no fue el único que sufrió alguna modificación. Mientras los reflectores estaban puestos, principalmente en los miembros de la Familia Real británica, los representantes de las Casas Reales del mundo eran los otros grandes protagonistas, como invitados especiales en una ocasión para ésta. Por supuesto, desde una noche antes, las miradas se posaron sobre las royals que fueron recibidas en el Palacio de Buckingham durante una reunión de más de 100 mandatarios internacionales, única en su tipo, previo al gran día. En aquella ocasión, por cuestiones de agenda, Máxima de Holanda no pudo estar presente, pero se vio excelentemente representada por su primogénita, la Princesa Amalia, heredera al trono, quien asistió a nombre de sus padres con su abuela, la Princesa Beatriz. Eso sí, el 6 de mayo se vio a una espectacular Máxima llegando del brazo del Rey Guillermo Alejandro a la abadía, con la comitiva de royals. Siempre atinada cuando de estilo se trata, Máxima lucía un hermoso vestido en blanco, pero, al parecer, el diseño que vimos tuvo que ser modificado antes del viaje a Londres.

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El diseño en cuestión

En medio de un despliegue de elegancia y todo un arcoíris de colores, Máxima de Holanda apareció a su llegada a la Westminster Abbey en un hermoso diseño en blanco. Amante de los detalles y complementos vistosos, Máxima sorprendió con un vestido que a simple vista podía parecer sencillo, pero que al analizar de cerca era una verdadera obra de arte. Se trataba de un modelo del diseñador neerlandés Jan Taminiau, que con una falda corte midi, un fino cinturón que enfatizaba la figura y mangas largas que se conectaban con guantes en el mismo color, destacaba principalmente por el intrincado diseño en red hecho a mano en el escote. Las figuras geométricas formadas a través de las delgadas cintas no tenían lugar a error, abrazando los hombros de forma ideal.

Máxima combinó el original diseño con sus zapatos en nude Gianvito 105 de Gianvito Rossi, los favoritos de las royals -principalmente de la Princesa de Gales-, a juego con su bolso clutch manila de la firma italiana VBH, así como un tocado hecho a la medida en blanco por el sombrerero británico por excelencia Philip Treacy, firma que ese día lucían un puñado de royals como Charlene de Mónaco, Matilde de Bélgica, entre otras.

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El cambio al vestido

En una publicación que la firma holandesa compartió en su cuenta de Instagram este martes, se ha podido ver el boceto original en el que se puede ver que el vestido llegaba hasta el suelo con una ligera cola. No es raro que los bocetos sufran modificaciones, pero el reel muestra más adelante al vestido luciendo tal como en el dibujo preliminar, de falda larga con cola, lo que deja claro que tuvo que ser cortado previo al gran día. Aparentemente, esta modificación se debe al código de vestimenta que se eligió para esta celebración. Dejando de lado las tiaras y los glamurosos vestidos, se eligió una más sencilla versión de día para las invitadas, lo que requería vestidos por debajo de la rodilla sin llegar al suelo y un tocado en la cabeza, código que las royals siguieron al pie de la letra. Es por esto que se cree que Máxima tuvo que dejar de lado el glamuroso estilo que tenía seleccionado, para adaptarlo a los requisitos del evento, sin perder las piezas claves que hicieron de su vestido uno de los favoritos de los amantes de la moda.