Éste ha sido un año muy diferente para la Reina Isabel quien por primera vez en más de 30 años ha decidido que manteniendo los cuidados por la pandemia, no viajará a Sandringham y pasará una ‘tranquila’ Navidad en Windsor. Esto tira por tierra el famoso almuerzo que ofrece en el Palacio de Buckingham antes de partir a su casa de Norfolk en donde suele permanecer hasta que pasa el aniversario del fallecimiento de su padre y su ascensión al trono. En lo que bien podría ser el único encuentro que tenga con varios de los miembros de su familia ante la decisión de elegir solo a un puñado de ellos para celebrar la Navidad, la monarca ha podido encontrarse con los Duques de Cambridge -que hicieron la parada en medio de su viaje en tren-, el Príncipe Carlos y la Duquesa de Cornwall, además de los Condes de Wessex y la Princesa Anne, para agradecer públicamente a quienes han trabajado por sacar a su país adelante en lo que va de esta crisis sanitaria.
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Enfundada en rojo de pies a cabeza, dando un sentir festivo a esta ocasión, que bien podría ser la única aparición pública que la Reina tenga antes de las fiestas, la monarca salió a las puertas del Castillo de Windsor para recibir a su familia. Guardando la respectiva distancia necesaria, los Windsor quisieron realizar este encuentro para agradecer a los voluntarios y trabajadores clave de la localidad. Los royals escucharon una selección de villancicos navideños interpretados por la Salvation Army Band.
Ésta es la segunda vez desde que comenzó la pandemia en la que la Reina ha tenido la oportunidad de aparecer en público con su familia, la primera fue durante la discreta ceremonia que se llevó a cabo por el Remembrance Day. Lejos de la mirada pública, se sabe que la Reina pudo ser visitada por algunos de sus familiares durante su viaje de verano a Escocia, antes de que se reinstauraran las medidas de distanciamiento en Gran Bretaña. Debido a las restricciones sanitarias, la Reina tendrá que pasar la Navidad con lo que han denominado como ‘burbujas’ de familiares, teniendo que elegir solamente a unos cuantos de ellos, por lo que esta visita podría ser la oportunidad perfecta para ver a aquellos que no pasarán estas fechas con ella.
La Reina recibió especialmente contenta a los Duques de Cambridge, quienes llegaban de recorrer 1,250 millas en tren para hacer visitas por Inglaterra, Escocia y Gales para agradecer personalmente a los trabajadores que han mantenido activo el país durante estos meses tan complicados. En algún punto se vio a la monarca pedirle al Príncipe William acercarse un poco para poder decirle algo en medio del compromiso. También platicó por momentos guardando una estricta distancia con sus hijos y sus parejas en las escaleras del castillo. Después de la ceremonia en las puertas del castillo, los royals prosiguieron a encontrarse con algunos voluntarios locales y platicar con ellos sobre su experiencia estos últimos meses.
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Para su último look en estos días de viaje en tren, Kate lució su abrigo verde botella con piel en el cuello y las solapas de Catherine Walker. Manteniendo las botas de Ralph Lauren que la han acompañado en todo el viaje, así como el peinado que se le vio en la mañana, la Duquesa solamente cambió discretamente de accesorios. La esposa del Príncipe William llevó los aretes de diamantes de la Reina, que suele usar de vez en vez, además de lucir un discreto clutch en negro de Alexander McQueen y su cubrebocas de Amaia.