Han pasado casi dos años desde que Meghan Markle y el Príncipe Harry se juraron amor eterno en el altar. Desde entonces muchas cosas han cambiado- desde su status en la Familia Real hasta su residencia-, pero ellos siguen tan enamorados como el primer día. En medio de momentos no tan sencillos para la pareja, solo un día antes de que comiencen las audiencias del proceso legal que están llevando, uno de los capítulos más importantes de su vida ha resurgido. Ante su partida de Givenchy, Clare Waight Keller ha tomado sus redes sociales para compartir cómo fue la experiencia de diseñar el vestido de novia de la Duquesa de Sussex.
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“Hoy, hace dos años, estaba en las pruebas finales de un vestido muy secreto. Tantas emociones estaban corriendo por mí durante esos meses antes del gran día. Un vestido de novia es uno de los momentos más exquisitos y hermosos para un diseñador, pero también, personalmente como una artista, creadora, hay mucha sensibilidad que fluye en el proceso desde el conocimiento y entendimiento de los sentimientos que tú tienes como novia”, comienza el texto que formó parte de las memorias que estos días ha compartido Clare a través de su cuenta de Instagram.
“Es un punto de vista único cuando tú has pasado por eso, como yo lo hice en mi boda con mi amado esposo hace 20 años, te acuerdas de cada momento tan claramente y te das cuenta de la importancia de cada detalle y decisión. De tantas formas estás capturando sueños, que como niña y mientras te conviertes en mujer vas a haber pensado por años”, explica, “Aprender a dejar ir mis emociones y adoptar los sentimientos de alguien para quien estas diseñando trae consigo una increíblemente hermosa relación de confianza e intimidad”.
Para continuar, narra cómo fue este proceso con Meghan: “A través de horas de conversación, reuniones e investigación, poco a poco todas las piezas de la historia se unen. Pureza y simplicidad eran los principios base, una narrativa de naturaleza a través de las 53 flores del Commonwealth para traer al mundo en la aventura de la ceremonia y sutilmente traer las líneas de Givenchy y la historia de la Maison para capturar la eterna belleza clásica que sé que ella quería lograr”.
Y es que este diseño no era poca cosa, todas las miradas se posarían sobre el vestido que quedaría para la posteridad. “Era obvio que el significado de esta ocasión era más de cualquier otra, sería una ceremonia muy personal con tantas opciones que reflejarían la herencia tanto de la novia como del novio y su única forma de ser increíblemente inclusivos, genuinos y generosos”, finaliza para presentar algunos de los momentos de ese día.