¿Quién necesita un vestido? Charlene de Mónaco y su look más sensual

Por Carolina Soto

Siempre elegante, Charlene de Mónaco es una experta cuando de looks de gala se trata y esta vez ha decidido dar un sensual giro a su guardarropa para lucir una nueva propuesta. Si de tradición, más de una princesa ha recurrido a los trajes estilo smoking para eventos de noche, nadie lo había llevado al máximo como la esposa del Príncipe Alberto. Más guapa que nunca y con un estilazo digno de Hollywood, la Princesa de Mónaco fue la perfecta anfitriona de la Princess Grace Awards Gala que se llevó a cabo en el Cipriani de Nueva York.

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Por primera vez, Charlene decidió dejar de lado los sofisticados vestidos que suele elegir para este tipo de compromiso y recurrió al cada vez más popular tux, esta vez de la firma Ralph Lauren. Y si más de una dama de la realeza lo había llevado en su versión más sobria, Charlene echó la casa por la ventana llevándolo en su variante más sexy. Los pantalones sostenidos con vistosos tirantes negros que contrastaban a la perfección con una blusa blanca abierta para mostrar un coqueto escote. Al ir abierta, la blusa blanca tipo smoking tenía el cuello parado y el toque chic final lo daba la chaqueta únicamente cubriendo los hombros –tendencia elegida por las modelos, para verse un tanto más estilizadas-.

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Si se le veía muy sexy en la alfombra roja, se le tenía que ver dentro del evento, cuando para estar más cómoda dejó la chaqueta a un lado y se mostró simplemente espectacular. Con altos zapatos negros y la melena inspirada en los años 20s, el toque de feminidad lo dieron las llamativas joyas que aderezaron el look. Un collar de diamantes estilo lavalier, con aretes a juego, fueron los elementos perfectos para esta noche. El toque final del look lo dieron las uñas de la Princesa en un seductor carmín.

Muchos creen que la ropa puede influir en la actitud y en este caso no podría ser más cierto, ya que la Princesa Charlene se mostró más espontánea y coqueta que nunca. En más de una ocasión, Charlene dejó de lado las poses formales del protocolo, para posar con los invitados de forma cálida y cercana, mostrando una faceta de su personalidad que pocas veces se puede permitir en eventos más rigurosos.

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