Solemne y multitudinario último adiós a Miguel de Rumanía

Por hola.com

Dieron comienzo ayer los funerales por el eterno descanso de Miguel I de Rumanía con una solemne bienvenida en el aeropuerto de Otopeni, en presencia de sus cinco hijas, de representantes de las autoridades rumanas y de altos prelados ortodoxos. El difunto Príncipe de Hohenzollern, el último jefe de Estado superviviente de la Segunda Guerra Mundial y el rey que se ciñó dos veces la corona rumana, llegaba a las once a casa por última vez. El cielo se vistió de luto, como toda la familia, como todo el país. La hasta ahora princesa Margarita presidía en la triste mañana gris su primer acto oficial como nueva Majestad de la Casa Real y Custodia de la Corona Rumana, el debut más doloroso, al recibir los restos mortales de su padre, procedentes de Suiza. Rota por dentro, no pudo evitar romper en lágrimas el rígido ceremonial.

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El féretro fue trasladado tras la ceremonia de recepción al palacio de Peles de Sinaia, residencia estival neorrenacentista en la región de Transilvania. Nuevamente allí aguardaban su llegada prácticamente todos sus seres más queridos, que olvidaron sus diferencias en el último adiós al cabeza y pilar de la familia, que falleció el pasado 5 de diciembre en la localidad suiza de Aubonne (cantón de Vaud) a los 96 años, a causa de una leucemia crónica y de un carcinoma espinocelular con metástasis. No dejaron de estar al lado de Miguel I, junto a la reina Margarita y su marido, el príncipe consorte Radu Duda –actor con el que se casó en 1996-, las otras hijas del monarca, las princesas Helena, Sofía, María e Irina -esta última despojada de todos sus derechos reales en 2013-, ni otros parientes que en el último momento han salvado las distancias para velar por él.

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Las honras fúnebres de Miguel de Rumanía, que ayer comenzaban y que se prolongarán hasta el próximo sábado, reunieron también a diversas personalidades, según un protocolo muy estricto. El ataúd con el cuerpo sin vida del rey, cubierto con la bandera nacional y tocado con la Corona Real rumana, recibió homenaje del Presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, el primero de todos, seguido por representantes de la Presidencia de la República de Moldova, de los gobiernos rumano y moldavo y del Parlamento de los dos países. Desfilaron ante el difunto Miguel I también el expresidente rumano Emil Constantinescu, así como representantes de instituciones estatales rumanas (del Banco Nacional, los ayuntamientos, escuelas y universidades, instituciones centrales y locales…), del cuerpo diplomático, de la Unión Europea, de la OTAN y las organizaciones internacionales, de la Academia rumana y la Academia Estatal de la República de Moldova, de la Iglesia ortodoxa, la Iglesia católica y otras instituciones religiosas… en un concurrido velatorio.

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Por la tarde sus restos mortales reanudaron su última travesía hasta el Palacio Real de Bucarest, donde los rumanos que quieran, y que cumplan el protocolo -no estará permitido el acceso a aquellos que no vistan de oscuro o acudan con móviles o cámaras de fotos-, podrán presentarle sus respetos en la Sala del Trono. Ayer mismo se acercó hasta allí una multitud de rumanos, que a su paso fueron bordando en ofrenda un tapiz de flores en la verja de entrada a palacio y una alfombra roja de velas. El último día de exequias del rey tendrá lugar una ceremonia religiosa y militar en la Plaza Real, tras la cual se oficiará una misa en la Catedral y finalmente se procederá al entierro en la nueva Catedral Real y Episcopal, en la necrópolis real donde descansa la reina Ana, esposa de Miguel I, quien falleció en agosto de 2016. A estos actos, de carácter privado, solo acudirá la Familia Real rumana y las familias reales extrajeras emparentadas. Los reyes Juan Carlos y Sofía ya han confirmado su asistencia.