Entre flores moradas y lilas, la Princesa Magdalena de Suecia y Chris O’Neill llevaron a su segundo hijo, el Príncipe Nicolás, a recibir las aguas bautismales durante la mañana del domingo. La capilla del Palacio de Drottningholm, donde también fue bautizada su hermana mayor, la Princesa Leonore, fue el escenario ideal para llevar a cabo la magna celebración. Así, con sonrisas y en un día soleado, los invitados comenzaron a llegar en punto de las 11:00 de la mañana.
Este pequeño, quien es el sexto en la línea de sucesión a la Corona sueca, logró reunir a los primeros invitados en el interior de la iglesia, la cual está situada junto al palacio. Para el medio día, aparecieron en el lugar la Princesa Sofia que entró junto a la madre de Chris O'Neill, Eva Maria Walter, detrás Victoria de Suecia -con un traje morado y un casquete a conjunto-, radiante luciendo embarazo. La Princesa tomó asiento junto a su hija, Estelle de Suecia, para quien habían colocado una pequeña silla entre sus padres.
La entrada de los reyes Carlos Gustavo y Silvia fue anunciada por salvas de cañones, además, estuvieron acompañados por los pastores responsables del servicio religioso: la Arzobispa Antje Jackelén, acompañada del Obispo emérito Gorän Lönnermark y el Capellán y Rector de la Capilla Real Michael Bjerkhagen. Después de ellos, la Princesa Magdalena de Suecia llevó en los brazos al Príncipe Nicolás, acompañada por Chris O’Neill, quien cuidó a la pequeña Leonore.
El bautizo de Nicolas Paul Gustaf, duque de Ångermanland, tuvo seis padrinos: el Príncipe Carlos Felipe de Suecia, Katarina von Horn (una de las mejores amigas de la princesa Magdalena), Gustaf Magnuson (hijo mayor de la Princesa Cristina de Suecia y de Tord Magnuson), la condesa Natascha Abensperg und Traun (hermana por parte de madre de Chris O'Neill ), Henry d'Abo (cuñado de Chris O'Neill) y Marco Wajselfisz (buen amigo del marido de Magdalena de Suecia). Todos ellos hicieron una parada para saludar a los invitados antes de ocupar sus asientos ante la pila bautismal.
El recogimiento y el ambiente familiar de la celebración, llevó a que la lista de invitados no incluyera a ningún miembro de otras Casas Reales europeas, además, la iglesia del palacio de Drottningholm es inusual para este tipo de ceremonias.No es casualidad que Magdalena de Suecia quiera bautizar ahí a sus hijos, pues este lugar es valioso sentimentalmente para ella, ya allí nació, se crió y celebró su fiesta nupcial.
Durante la celebración, la Princesa Magdalena se mantuvo al pendiente del pequeño Nicolás, quien se mostró un poco inquieto en varias ocasiones, pero finalmente permitió que sus padres lo llevaran a la pila bautismal. Ahí, el Príncipe Carlos Felipe se encargó de verter el agua sobre la tierna cabecita de su segundo hijo, este momento fue uno de los más emotivos, pues tal como dicta la tradición en la Familia Real de Suecia, este líquido fue traído de un manantial de la Isla de Öland.
Para este día tan especial, el Príncipe Nicolás usó el mismo ropón que utilizó su hermana, la Princesa Leonore, así como su prima Estelle: un vestido en tono beige de encaje y manga corta. Esta prenda es emblemática, ya que desde 1906 lo han utilizado su abuelo, el Rey Carlos Gustavo y su tía, la Princesa heredera Victoria, entre otros.
El Príncipe Carlos Felipe se dio a la tarea de leer durante la ceremonia, al igual que Chris O’Neill, quien lo hizo en inglés. Mientras tanto, la inocencia de la Princesa Leonore cautivó a los presentes, pues no pudo evitar jugar en el suelo y con esto hizo sonreír a más de un invitado.