Son pocas las veces en las que la vida real supera a los cuentos de hadas y cuando esto sucede, el mundo no quiere perderse ningún detalle. Esto es lo que pasó cuando una de las más hermosas estrellas de Hollywood, dejó su exitosa carrera porque se le cumpliría el sueño de toda niña, encontrar un príncipe y enamorarse de él. Grace Kelly se encontraba en la cúspide de su carrera, encantando con su sofisticada belleza cuando el Príncipe Rainiero de Mónaco le robó el corazón, llevándola a dejar todo atrás y emprender una nueva vida en el glamuroso principado.
Ganadora del premio Oscar, musa de Alfred Hitchcock y representante de la belleza de la época del cine, Grace Kelly era admirada alrededor del mundo. Su rubia melena y una estructura ósea envidiable, la elegancia que siempre la caracterizó, se volvió en su sello distintivo. A los 26 años conoció al hombre que cambiaría su vida. Grace viajó al Festival de Cannes, en donde fue invitada a realizar una sesión fotográfica en el zoológico del Palacio de Mónaco. Ahí, el Príncipe Rainiero quedaría encantado con la estrella de cine.
Pero Grace no era soltera, en aquel entonces se encontraba relacionada con el actor francés Jean-Pierre Aumont. El Príncipe, convencido de que había encontrado al amor de su vida, no se dejó vencer por los obstáculos y decidió iniciar una serie de correspondencia postal con la actriz, mientras ella se encontraba trabajando en The Swan, en donde representaba a una princesa.
En diciembre de ese mismo año, 1956, el Príncipe viajaría a Estados Unidos en lo que la prensa calificó como la búsqueda de una esposa. Y aunque él siempre lo negó, al ser cuestionado qué tipo de mujer buscaría, el simplemente contestó: “la mejor”. No se equivocaba, en cuestión de tres días, tras haber conocido a su familia, el Príncipe y Grace Kelly quedarían comprometidos.
La prensa poco tardó en calificar el enlace como “La boda del siglo”, y las imágenes de Grace y su familia viajando en barco hasta Mónaco serían el recuerdo perfecto del final de su carrera cinematográfica y el inicio de su legado como princesa. Como esposa de Rainiero, Grace fue madre de tres niños, el Príncipe Alberto, la Princesa Carolina y la Princesa Estefanía. Alejada de las cámaras, la Princesa se dedicaría enteramente a su familia y a diferentes causas benéficas, haciendo gala de su espíritu cálido y altruista.
La noticia de su muerte tomó por sorpresa al mundo. El principado se vestía de luto para despedir con una profunda tristeza a quien se había convertido en la imagen materna de la casa real monegasca. Con tan sólo 52 años, fallecía la Princesa Grace en lo que sería uno de los más trágicos accidentes, en aquel acantilado que la hiciera tan famosa en sus años de gloria en el cine en la cinta To Catch a Thief.