Lucía Domínguez Vega-Penichet, hija del arquitecto José Antonio Domínguez Urquijo y de Graciela Vega-Penichet, se casó ayer con el empresario Álvaro Gomis, socio de Felipe Cortina en la famosa marca Jimmy Lion. La ceremonia, que tuvo lugar en la emblemática iglesia de Santa Bárbara en el centro de Madrid a las ocho de la tarde, reunió, como era de esperar, a numerosos rostros conocidos, entre los que se encontraban Isabel Preysler y sus hijas Ana Boyer y Tamara Falcó, quienes derrocharon elegancia a su llegada al templo. Solo una persona fue capaz de eclipsar a las mujeres Preysler y sus impecables looks de invitada: la novia, por supuesto.
La diseñadora de las bodas virales
Minutos antes de las ocho, Lucía llegaba en un coche clásico de la mano de su padre, quien ejerció, como es tradición, como padrino de la boda. Fue entonces cuando descubrimos el secreto mejor guardado de todo enlace: el vestido de la novia. En este caso, confió en Isabel Núñez, fundadora de Inuñez y una de las diseñadoras nupciales de referencia en nuestro país, que ha vestido recientemente a numerosas novias virales, entre ellas, Lucía Pombo, hermana de María. ¿El resultado? Un original estilismo que aunaba toques clásicos con detalles de tendencia, protagonizado por un vestido -blanco, por supuesto- ideado para realzar su esbelta figura.
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Juego de texturas
Lo más llamativo del diseño fue, sin duda, la mezcla de diferentes tejidos para crear un juego visual muy fresco y diferente. Las mangas y el escote estaba confeccionadas en un tul semitransparente con detalles de plumeti, opción ideal para una novia de entretiempo que quiere aportar ligereza sin pasar frío ni calor. El cuerpo contaba con escote asimétrico en combinación de diferentes texturas, y finalizaba en una falda en línea 'A' sin cola hecha en tafeta y compuesta a base de paneles fruncidos.
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Otra de las grandes decisiones que tiene que tomar una novia con respecto a su look nupcial es si lleva o no velo, un elemento tradicional que en los últimos años ha regresado con mucha fuerza. En el caso de Lucía, quiso lucirlo, y se decantó por uno clásico en tul princesa que le cubría el rostro a su llegada. Bajo él, llevó también un tocado de flores blancas que coronaba su semirrecogido, un peinado muy natural y favorecedor que aportaba un aire relajado y casaba a la perfección con el maquillaje, jugoso y sutil.
En cuanto al ramo, optó por un bouquet de estilo silvestre con pequeñas margaritas y alguna peonía rosa pastel en el que los tonos verdes eran los protagonistas. De hecho, este color estaba presente también en el lazo que lo ataba.
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