La boda viral de Carlota, la novia del vestido de margaritas que se casó en Toledo

Dio el 'sí, quiero' en una finca familiar de Talavera de la Reina, en una celebración campestre a la que no le faltó ni un detalle

Por Estrella Albendea

A la pregunta de por dónde debe empezarse un look de novia, los diseñadores suelen responder que por el vestido. Las prometidas investigan en busca de inspiración que pueda servirles para construir su estilismo desde cero o para acudir a un atelier a que lo confeccione a medida. Sin embargo, para Carlota, el orden fue otro. Esta novia viral, nacida en Huesca, que se casó Toledo, quedó prendada de un accesorio sobre el que se articuló todo: “a la semana de que David me pidiese que me casara con él, me enamoré de las alpargatas de Castañer de margaritas, ¡y allí empezó todo! Tuve muy claro que me apetecía mucho jugar con estas flores también en el vestido. No sabía cómo ni dónde, pero cuando conocí a Sofía Delgado todo tomó forma”. Nos lo cuenta ella misma después de que su diseño, con bordados de margaritas, haya cautivado en la red.

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Una boda de campo

Nuestra protagonista celebró su enlace, de estilo campestre, el pasado 4 de junio, en la finca familiar que el novio tiene en Talavera de la Reina, tras una ceremonia religiosa por la iglesia. “Cuando David me pidió matrimonio, prácticamente pusimos la fecha para que no hiciese demasiado calor, ni hubiese mucha opción de lluvia (aunque, luego nunca se sabe). Tuvimos una suerte increíble con el día, ni mucho frio ni mucho calor, y sol y nubes, ¡fue estupendo!”, recuerda.

Para una celebración con la naturaleza como protagonista, la novia necesitaba un diseño cómodo, elegante y acorde con el enclave elegido. “Siempre supe que me apetecía un estilo minimalista, pero realmente hasta que no empecé a mirar opciones no me hice una idea real de lo que quería”, explica. Su primera opción para idear el vestido a medida que imaginaba, siempre fue Sofía Delgado: “en cuanto la conocí no tuve ninguna duda que tenía que ser ella quien me hiciera el vestido. Es encantadora y no pudimos encajar mejor”.

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Dicho y hecho. En aquel primer encuentro, Carlota le enseñó esas alpargatas con margaritas que le habían fascinado. “Cuando le mostré los zapatos y le dije que me casaba en el campo, me dibujó un diseño ‘tan yo’ que no me creía que me hubiese pillado tan a la primera”, apunta. Así surgió un look relajado, elegante y original, con largo al tobillo, cuello a la caja, mangas cortas y bordados en los hombros (obra de Luneville). “La elección del lino natural no le podía ir más a la temática de 'un día de campo’”, revela. De ahí surgió su particular forma de entender el vestido de novia: “es muy importante no caer en modas, y ser fiel a tu estilo diario. Además de elegir unas telas bonitas y un modelo que siente bien a la figura, también hay que tener presente el estilo de boda”.

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Accesorios clave

Además del calzado que fue indispensable para idear todo el estilismo, no faltaron el anillo de pedida de Ansorena, que le regaló su marido y unas joyas sencillas con historia: “estuve mirando muchos pendientes, pero no había ninguno que me encajasen con las margaritas, y finalmente me puse unos aros de oro que lleva mi madre a diario”. 

A ello se sumó un ramo de novia que fue protagonista de una agridulce anécdota. “Mi ramo era muy bonito todo con verdes y blancos, pero me lo olvidé en casa. Me dio mucha pena, pero ahora ha quedado en una anécdota divertida. Cuando llegamos a la iglesia con mi padre, mi hermano el mayor y mi mejor amiga, mi padre me preguntó por el ramo y nos dimos cuenta de que se nos había olvidado. Así que, mi amiga se fue corriendo a por un poco de olivo y en un segundo me hizo ¡un ramo muy de campo!”, desvela entre risas.

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Tendencias de belleza

En línea con el espíritu silvestre, natural y desenfadado, Carlota buscaba un look de belleza que no la transformara, quería seguir reconociéndose a sí misma en las imágenes. “No me maquillo nada a diario y me preocupaba bastante este tema, ya que luego me veo bastante rara en las fotos. Una amiga me recomendó una estilista de Madrid que era quien le iba a maquillar y peinar en su boda, así que me fié totalmente de ella. La estilista se llama Vanesa y la contraté a través de Oui Novias”, indica. Sobre el peinado peinado sí que tenía una idea clara: debía ser un moño bajo y pulido. Y el resultado no la defraudó.

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Celebrar en verano

Todos los caminos conducen a Roma, igual que todo el look de la novia conduce a un estilo de boda muy concreto: un enlace de verano campestre y relajado. “Hemos estado un año organizando la boda nosotros y la verdad que ha sido divertidísimo. David es súper organizado y le gusta hacer todo con tiempo, por lo que entre los dos y nuestras familias hemos ido haciendo las cosas poquito a poco”, señala. Toda la familia se puso manos a la obra un año antes para poner a punto el espacio de celebración y ayudar en los preparativos del gran día. 

“La temática siempre fue el campo, no queríamos salirnos de este concepto. Nuestra idea siempre fue que los invitados y nosotros sintiésemos que era un día de campo”. Por eso la pareja no quiso renunciar al concepto y se decantó por un menú en línea con el enclave y cocina local: "en la finca se realizan cacerías de perdices por lo que no pudimos escoger otro plato principal que no fuesen las perdices de El Corchuelo (así se llama la finca), además intentamos recrear el aperitivo de un día de caza y de recena pusimos migas con huevo frito, que por cierto ¡triunfaron!”.

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Decoración ‘a la española’

La guinda del pastel fue una bonita y cuidada decoración con matices artesanales e influencias españolas, que casaba a la perfección con el entorno y que, en tendencia con la conciencia actual, contaba con un cariz sostenible. “Todos los arreglos eran cestones de mimbre con encina y olivo que recogimos esos días, también pusimos pacas a modo de banco para el aperitivo”, dice. De esta forma, apostando por elementos reutilizados y recogidos de la zona, se decantaron por productos de cercanía, sin renunciar a una estética impecable.

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“A mi madre le gusta mucho la decoración y tuvo la idea de poner ‘macetitas’ de plantas aromáticas en las mesas, en vez de centros con flor”, revela Carlota sobre los centros de mesa. Eso sí, para la iglesia sí confiaron en Flores Ortiz: “la iglesia era muy pequeñita y un poco complicada a la hora de decorarla. Los arreglos eran todos con ramas verdes de olivo y algo de margaritas”. Y el templo resultó ser una oda a la delicadeza, con detalles en los bancos, en el altar y sobre el pasillo central. Porque cuando los novios creen en un concepto que verdaderamente les representa, el resultado siempre les define, siempre resulta encantador y siempre traspasa la pantalla. Y Carlota y David, sin duda, ya han traspasado muchas de ellas.