Este pasado sábado, el Palacio de Liria de Madrid acogió en sus jardines de estilo francés una gran celebración, la boda de Belén Corsini y Carlos Fitz-James Stuart. Un enlace considerado uno de los más esperados de este 2021 que llega tras tres años de relación y un compromiso que tuvo lugar en septiembre de 2020. Ahora, las fotos oficiales de este emotivo día nos han permitido ver el elegante vestido que lució la novia, una creación de firmaba Navascués, prestigioso sello nupcial tras el que se encuentra Cristina Martínez-Pardo Cobián. Igualmente, estas instantáneas nos permiten admirar dos detalles que han hecho aún más fabulosa la imagen de la ya condesa de Osorno, sus joyas con historia y un delicado velo.
El velo que culminaba un imponente diseño
Belén Corsini es una mujer que sabe cómo vestir con apuestas sencillas, pero con estratégicos matices que de forma muy sutil hacen que su imagen sea inspiracional y nada aburrida. En el caso de su vestido de novia, así lo consiguió con un imponente diseño con corte imperio que mostraba mangas abullonadas y una larga cola independiente. Detalles que culmina con un delicado velo en tul plumeti. Un accesorio del que se desprendió tras la ceremonia religiosa y que acompañaba a su diseño nupcial 'abrazándolo' por la espalda y fusionándose a la perfección con un estilo elegante, moderno y sin extridencias.
Joyas con historia
De la diadema Imperial a La Rusa, son muchas las joyas que atesora la Casa de Alba en su joyero más preciado. Por esta razó, desde que se conociera el enlace entre Belén Corsini y Carlos Fitz-James Stuart, mucho se ha hablado sobre cuáles de estas piezas podría lucir la novia en su boda. Sin embargo, la discreción ha vuelto a ser detonante en la imagen de la condesa de Osorno.
En lugar de una gran tiara a diadema, ha preferido mostrar una elección más innovadora como es un pasador. Se trata de una joya de la madre de la novia con formas florales en plata y diamantes que prende tras su cabeza para enmarcar el nacimiento del peinado y sostener el velo durante la ceremonia religiosa. A partir de la joya antigua, Suma Cruz dotó de significado la nueva creación. Sabiendo que la novia llevaría el cabello recogido, la joyera tuvo la idea de rodear la coleta como si fuera un casquete limpio. "Son dos círculos simbolizando a la pareja que se prometen amor eterno uniéndose en dos broches que cierran el círculo mayor", explican con orgullo a ¡HOLA! desde la firma.
En sintonía, también Belén lucía unos preciosos pendientes que pertenecieron a su abuela materna. Se trata de un modelo con botón de brillantes del que prende otro más grande con diamante a modo de colgante.
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