Son muchos los diseñadores que confirman que, cuando una chica acude a su atelier en busca del vestido de sus sueños, debe producirse una especie de flechazo para que la relación funcione. Y tiene que ser mutuo. Jorge Vázquez nos explicaba que la clave de ese éxito "es confiar y dejarte asesorar. Es cierto que no todas las clientas consiguen hacer ese ejercicio de confianza. Hay que estar convencido de lo que le presentas a cada mujer es lo más adecuado para ella, que se sienta reflejada en el diseño, por eso es tan importante que ella elija al diseñador con el que más identificada se sienta". Palabras compartidas con muchos creativos y que se corresponden, en cierto modo, con las de Clare Waight Keller, encargada de imaginar el vestido de novia de Meghan Markle, que ha desvelado en sus redes sociales cómo fue crear ese diseño.
"Un vestido de novia es uno de los momentos más exquisitos y bonitos para un diseñador", empezaba confesando la creativa. "De muchas maneras estás capturando sueños, que cuando eras niña y te convertías en mujer, habías estado pensando durante años. Aprender a dejar ir mis emociones y abrazar los sentimientos de alguien para quien estás diseñando produce una relación increíblemente hermosa de confianza e intimidad". Fruto de esa relación con Meghan nació un vestido de novia que muchos aplaudieron aquel 19 de mayo de 2018 y ya ha pasado a la historia. Se trataba de una prenda minimalista y elegante confeccionada en cadi de seda blanco, un tejido con mucho cuerpo que aporta cierta rigidez a los diseños que son elaborados con él. El escote de barco dejaba los hombros ligeramente al descubierto. Una sencillez que sorprendió al mundo –sobre todo la ausencia de encajes– y que, tal como revela ahora la diseñadora, siempre estuvo presente en las peticiones de Meghan. "Durante horas de reuniones, llamadas e investigación, las partes de la historia fueron componiendo un todo. La pureza y la sencillez eran los principios que nos guiaban, una narrativa de la naturaleza a través de las 53 flores de la Commonwealth para atraer a todo el mundo a este viaje y a esta ceremonia, pero, a la vez, recuperar las características más distintivas de Givenchy y la historia de la casa para capturar la belleza atemporal que quería conseguir".
Con sus vestidos, la mayoría de las novias tratan de narrar una historia. A través de esta prenda revelan sus gustos, sus sentimientos, parte de su personalidad. En definitiva, se muestran a ellas mismas. Y el caso de Meghan, aunque con ciertos matices, no fue una excepción. "Era obvio que el significado de esta ocasión era más que cualquier otro, sería una ceremonia muy personal con tantas opciones que reflejarían la herencia de los novios y su forma única de ser increíblemente inclusivos, genuinos y generosos".
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Todos los diseñadores nupciales –o que alguna vez han trabajado en ese terreno– confiesan que, a lo largo de su carrera, son muchas las novias que pasan por sus manos y, aunque todas tienen algo especial para ellos, hay algunas que marcan más que otras. A veces es por su personalidad envolvente o porque ese flechazo fue el definitivo. Lo cierto es que a través de sus reflexiones Clare parece dejar claro que Meghan nunca será, para ella, una novia más.
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