¿Cómo redacto una invitación clásica de boda si mis padres ya no están juntos?

Las novias 'millennial' se casan cada vez más tarde: muchas en segundas nupcias o después de haber tenido 'peques'. ¿Cómo redactamos una invitación clásica con los nuevos modelos de familia?

Por hola.com

Hoy en día muchas parejas de millennials se casan más tarde y son ellos mismos quienes pagan la boda sin ayuda. Especialmente cuando se trata de una segunda boda, o han tenido hijos antes de casarse (la tendencia que marcan las propias estadísticas: de media nos casamos dos años después de convertirnos en madres primerizas), se ha ido perdiendo poco a poco la tradición de incluir los nombres de los padres en la cabecera de la tarjeta. El mismo estilo de las nuevas invitaciones, americanas, verticales y de diseño, ya ni siquiera se presta a ello.

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En España, sin embargo, la participación clásica ha llevado de toda la vida un encabezamiento en el que los padres invitaban a la boda de sus hijos; o más exactamente, la madrina y el padrino lo hacían, y junto a su nombre aparecía el de sus respectivas parejas. "En las invitaciones clásicas debe incluirse siempre el nombre de los novios y el de sus padres", explica Concha Molina, wedding planner y CEO de En Buenas Manos Bodas. "Así como la comunicación del enlace, lugar y hora de la ceremonia y banquete, las direcciones de ambas familias y la petición de confirmación acompañada de números de teléfono o direcciones de e-mail".

En este tipo de invitaciones, la etiqueta suele mandar en el posicionamiento de cada uno de los nombres de la pareja, y en el de sus padres: el nombre de la mujer va siempre por delante. "En la esquina superior izquierda irían los nombres de los padres de la novia, primero el de la madre y luego el del padre. A la derecha, los de los padres del novio, primero la madre y luego el padre". Bajo este encabezamiento, las invitaciones más tradicionales suelen específicar el por qué de la inclusión de todos estos nombres con un texto del tipo: "Tienen el honor de invitarle al enlace de sus hijos...", seguido de los detalles fundamentales de la boda, como el nombre de la pareja que se casa, el lugar y fecha, así como el espacio elegido para la celebración. En la línea inferior se pide confirmación y, finalmente, en los extremos inferiores, aparecen la dirección y el correo electrónico de los novios.

La redacción de las invitaciones en las nuevas familias

Ahora bien, del mismo modo que cada vez nos casamos más tarde, tras haber convivido juntos o incluso de haber tenido 'peques' en común, las familias materna y paterna también han cambiado con respecto a anteriores generaciones. Es posible que los padres de el novio o la novia estén separados o en vías de divorciarse. Es posible que incluso hayan vuelto a casarse y acudan a la boda acompañados de una nueva pareja. Y es posible, si los novios se casan un poquito más tarde y siguiendo la tendencia de la la actual media española (37 años para ellos y 34 para ellas, diez años más tarde de lo que se casaan nuestros padres), que uno de los padres falte a la boda porque haya fallecido.

En estos casos, y si queremos seguir manteniendo la estructura de la invitación tradicional, pueden surgir dudas respecto a la redacción y cómo nos referimos a nuestros padres y al orden de sus nombres. "En caso que los padres de los contrayentes estén divorciados o separados, no cambia el estilo", explica Concha. "Siguen siendo los padrinos de la boda, aunque no convivan con su ex cónyuge, y son los padrinos los que nos hacen partícipes de la boda de sus hijos". Esta estructura se mantiene idéntica si alguno de los padrinos se ha vuelto a casar en segundas nupcias tras la separación, excepto si la nueva pareja va a ejercer de padrino o madrina de la boda. "En líneas generales no se menciona ni se hace alusión a los segundos matrimonios de los padres de los contrayentes. Quienes participan suelen ser siempre los padres de los contrayentes, continúen o no casados".

Cuando los padres de los novios han enviudado, la manera en que les mencionamos cambia de forma un poco más evidente. "En caso de que una de las madres, o ambas, sean viudas, se debe hacer referencia a su marido". Aunque sin incluir el nombre completo; se puede usar una fórmula tradicional, como por ejemplo: Doña Elena Gutiérrez, viuda de Alberto. "Si se trata del padre, no se hace referencia a su esposa, simplemente se deja un hueco en blanco debajo del nombre del viudo".

Otras normas que dictaminan la manera en que se redactan las invitaciones clásicas y que nos pueden ayudar a resolver nuestras dudas:

  • Los apellidos se indican sin abreviaciones, aunque las palabras de la dirección sí se pueden abreviar, como Avda. o C/ o Crta. Los números de las calles y pisos, además, se escriben con número (Orense, 8).
  • Si los novios no desean que asistan niños, en la invitación se debe indicar que la recepción es sólo para adultos además de la petición de confirmación.
  • En el caso de que la persona invitada reciba un tratamiento especial por su cargo o titulo, este debe anteponerse al nombre. Por ejemplo: Excmo. Sr. D. Alberto Gutiérrez.