Ante ese panorama, Inés recuerda que los especialistas le sugirieron tomar una drástica decisión con la finalidad de poner a salvo su vida, sin embargo, por sus hijos, decidió asumir una de las pruebas más fuertes a las que se ha enfrentado. “En la semana 16 del embarazo me pidieron absorber un bebé para que no corriéramos riesgo los dos bebés más la mamá, los tres en vez de los cuatro… Me acuerdo muy bien que le dije (al ginecólogo): ‘¿Sabes qué? No, si Dios me mandó tres fue por algo, y si me tengo que morir en la raya con mis tres chiquillos pues me moriré en la raya, no me voy a dar por vencida…’”, dijo.