Siempre honesto, Roberto Palazuelos nunca ha tenido reparo en compartir los detalles de su vida, la cual es digna de una película. Proveniente de una familia muy reconocida de la sociedad mexicana, desde los primeros años de su vida enfrentó situaciones muy particulares, como la que ha compartido en esta ocasión. Si desde hace algunos años reveló por qué creció distanciado de su madre, esta vez ha relatado a Yordi Rosado cómo es que fue sustraído del país por su madre, provocando toda una investigación para recuperarlo y cómo se involucró el FBI en lo sucedido.
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El duro relato
“Mi mamá llega a hacer unas fotos a Acapulco para la revista Vogue y ahí conoce a mi papá, que era el junior del pueblo”, comienza a narrar Palazuelos. Después de la boda y el nacimiento de Roberto, se dio esta situación. “Un día me sustrae, primero me vuela a la Ciudad de México, y de la Ciudad de México me lleva a Nueva York, con un documento que me tenían, yo de American Citizen, porque era hijo de americana…No me acuerdo, me lo cuenta mi papá. Entonces, me lleva y me lleva a Nueva York, y cuando su papá, mi abuelo, Gerald Badeaux, me ve llegar, le dice: ‘Estás casada por las leyes mexicanas, el niño es mexicano, lo que hiciste es sustracción de menores’”.
Esto no se dio de la noche a la mañana, las cosas ya pintaban para mal: “Ya traía broncas con mi papá, y mi abuelo ya se había dado cuenta y un día mi abuelo la manda llamar, y le dice… ‘Quiero que entiendas una cosa, tu hijo, en particular, de todos mis nietos, es sumamente importante para mí, porque es mi línea directa, es Roberto’”, el empresario cuenta que todos los primogénitos de su familia llevan ese nombre y todos comparten el mismo grupo sanguíneo, algo que para ellos es un lazo muy especial. “Le dijo, ‘Yo veo que tú no te llevas muy bien con mi hijo, eres una muchachita -mi mamá tenía 20 años- con mucho éxito en Nueva York, Tokio, te la pasas viajando, y estás desesperada en esta vida en un país tercermundista, con una familia muy tradicional, yo veo que no la vas a armar. Si algún día decides divorciarte, yo te doy lo que quieras, pero sí te pido un favor, nunca se te vaya a ocurrir llevarte a Roberto. Porque Roberto tiene un destino y va a gobernar este estado…yo te puedo dar todo, pero si tú te avientas un tiro de esos, tú vas a saber quién soy yo’”.
Roberto sigue contando: “Por otro lado, el cuñado de él, era el subsecretario de relaciones exteriores América del Norte. Tú sabes que cuando hay una sustracción el procedimiento no es un procedimiento civil, es un procedimiento que llevas ante la Secretaria de Relaciones Exteriores. Pero mi abuelo se brincó las trancas, ni siquiera quiso aventárselo. Mi abuelo puso a gente de confianza a investigar en dónde estaba yo. Como ni el mismo Gerald no sabía a dónde se había ido María, porque María se fue de Nueva York a esconder a otra parte -explica que tuvieron que hacer una investigación-…Como no tenía dinero, consiguió un trabajo de mesera, me dejaba con una chavita de 15 años ahí en el departamento y se salía ocho o nueve horas a trabajar y regresaba”.
“Le escribió una carta a Gerald contándole y el Tigre (su abuelo) con un colmillo que arrastraba, tenía interceptado el buzón”, y fue así cómo se enteraron que estaba en Nuevo Orleans. “Mandó a su gente de confianza…finalmente, ubican, y mi papá con una persona va por mí”, esperaron a que su madre dejara la casa y la chica que lo cuidaba abrió la puerta a su padre, quien entró diciendo que iban a revisar algo. “Dice mi papá que cuando lo vi, me brillaron los ojos”, cuenta que sometieron de forma ‘muy polite’ a la niñera, explicándole que no era nada personal, y se dispusieron a hacer los dos vuelos que tenían que tomar antes de volver a México.
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Cuando su mamá se entera horas después, corre a la oficina del FBI, y las autoridades los localizan en el segundo vuelo. Como en una película policíaca, el FBI se comunicó con el avión para confirmar que los dos iban viajando -padre e hijo- e indicaron que la aeronave tenía que regresar a territorio estadounidense. Su padre, que iba bien documentado, llevaba todos los papeles necesarios para comprobar que tenía derecho sobre su hijo y al estar ya en territorio mexicano, se escudó en la defensa de las autoridades locales, “Es así como llego yo a México”.
“No sé cómo me hubiera ido en Estados Unidos. No hubiera recibido la educación que recibí yo aquí, no hubiera sido yo lo que soy hoy”, dice seguro el actor. “Fui un niño que crecí con muchísimas carencias en cuanto al amor”, dice Roberto haciendo referencia al cariño que recibió de sus tías y de su abuela, ante la ausencia de su madre en su vida. El hotelero contó que su abuelo gestó el divorcio de sus padres de forma inmediata, y le abrieron una carpeta de averiguación a su madre: “Si pisaba territorio mexicano, pa’ dentro”. Desde entonces, el abuelo de Roberto lo tomó y le pusieron un guardia armado junto a él en todo momento, para que esta situación no volviera a pasar.