¿Cómo se puede integrar la música en la vida diaria para aprovechar sus beneficios cognitivos y emocionales?
Antes decía que el acceso de la música es difícil para muchos sectores de la sociedad. Lo ideal es que todas las personas tuvieran esa oportunidad, pero no es así. Lo primero, por el esfuerzo económico y la cantidad de tiempo que conlleva. Pero también, porque es una actividad que no da sus frutos inmediatamente. Nadie que empieza a tocar un violín acaba interpretando las canciones más famosas del repertorio de la noche a la mañana. Es algo que requiere años.
Sin embargo, hay gente que consigue encontrar el hueco y la motivación para hacerlo. Mi consejo a esas personas es que aprovechen ese placer que han encontrado en la música. Como os decía, lo más probable es que muchos de los beneficios de la música provengan de su poder placentero, mejorando el estado de ánimo, mejorando la relación con el esfuerzo que tiene la persona, etc. Sin duda, para mí este es el mejor de los acontecimientos, una persona que se encuentra en la música. Si además puede practicarlo en grupo y compartirlo con otros músicos, creo que esto completará la experiencia y multiplicará cualquier posibilidad.
En el lado contrario, algo que es importante evitar es que esta experiencia se vuelve asfixiante, estresante, poco placentera. Para mí ese es un drama, no deberíamos dejar que las personas que se adentren en la música dejen de disfrutarla. Quizás en ese caso hay que reconducir los objetivos con la música o localizar la fuente de estrés. Pero lo más importante de la música, su placer, no debería quedar ensombrecido por otros contextos.
Puede que esto último suceda más en personas que enfocan la música como una opción profesional. Puede que este tipo de enfoque sea uno de los más comunes en entornos como los conservatorios. Quizá, el sistema debería contemplar cambios más acordes a las demandas musicales más por el mero placer de disfrutar la música. Creo que es posible, solo hay que redistribuir las inversiones y plantear cambios desde lo político. En un momento en el que nuestra sociedad se levanta cada semana preocupada por el avance de los problemas de salud mental, apostar por la promoción de salud en este sentido no es para nada un disparate.